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Santiago Alverú, en las inmediaciones de la frontera ucraniana con Polonia.

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Santiago Alverú, en las inmediaciones de la frontera ucraniana con Polonia. E. C.

La huida de Santiago Alverú de Ucrania: «La situación es dramática»

El actor y periodista asturiano narra su periplo tras más de 24 horas intentando alcanzar la frontera polaca

josé l. gonzález

Viernes, 25 de febrero 2022, 12:31

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Son las 10.13 horas del viernes, 25 de febrero, cuando el actor, presentador y periodista asturiano Santiago Alverú se pone al otro lado del teléfono. Está a las puertas de la frontera ucraniana con Polonia, cerca de Krakovets, después de pasar más de 24 horas en un autobús que logró tomar «gracias a la solidaridad» de ciudadanos ucranianos en Kiev. «La situación es dramática», relata como resumen de su periplo y ya con la sensación de llegar a un lugar.

Su experiencia comenzó días atrás, cuando pensó que podía ser una buena idea ir a Ucrania para hacer un reportaje sobre cómo se vive la comedia en el país de Europa del Este. Contactó con cómicos locales, cerró un bolo previsto para el sábado 26, una estancia en el hotel Ucrania, en pleno centro de Kiev... Todo con la idea de que la situación de tensión que se vivía durante las últimas semanas no iría a más y que podría cumplir su objetivo en un viaje entre el miércoles y el sábado. «Fue una irresponsabilidad y una estupidez», reconoce.

Lo que se encontró a su llegada a la capital de Ucrania nada tiene que ver con las imágenes e informaciones que se transmiten desde la madrugada del jueves de la cuidad más importante del país. «El miércoles cené en un restaurante, me tomé una caña, hice turismo, hasta visité la catedral», relata. Pero la madrugada del jueves, cuando Vladímir Putin decidió la invasión de Ucrania, las sirenas alertando de bombardeos comenzaron a sonar en Kiev y la sensación de seguridad se esfumó. «El pánico era evidente. A las siete de la mañana estaba dando vueltas por la ciudad muerto de miedo», relata.

Intentó coger un avión, pero fue imposible. Intentó tomar un tren, pero ya no había. La ayuda de dos parejas de ucranianos y el «instinto de supervivencia» le salvaron de verse envuelto en una situación aún peor cuando le llevaron en coche a la estación de autobuses, donde pudo tomar uno con destino a Praga previo paso por Polonia. Incluso allí una mujer ucraniana le tuvo que ayudar a comprar el billete.

Los más de 600 kilómetros que separan la capital ucraniana de la frontera polaca se convirtieron en toda una odisea. Con las calles de Kiev colapsadas, la pericia del conductor, que encontró una ruta alternativa para salvar el atasco, permitió al vehículo salir de la ciudad. «El pánico era evidente. Cuando el autobús salió, era un drama, con un atasco de quice horas», afirma Santiago Alverú.

Caravana de coches tratando de salir el jueves de Kiev. E. C.

El trayecto por carretera, las imágenes que se fueron acumulando por el camino, con miles de coches tratando de alcanzar la frontera polaca, con gente caminando por la vía y haciendo autoestop, dan cuenta de la situación que vive el país. «Las carreteras están colapsadas. Había atascos que ocupaban todos los carriles de los dos sentidos de una vía, pero con todos los coches circulando en la misma dirección», recuerda el actor asturiano, que tuvo que pasar controles del ejército ucraniano y que vivió con angustia las inspecciones de los militares al vehículo.

Un niño mira el autobús de Alverú desde un coche en el trayecto hacia la frontera polaca. E. C.

Durante el periplo, Santigo Alverú no llegó a ver tropas rusas. Tampoco bombas ni batallas, pero sí aviones militares que no sabe identificar con uno u otro bando de la contienda. «Mientras el autobús estaba en movimiento, te olvidabas un poco de la situación. Pero cuando estaba quieto, la ansiedad aumentaba. De Kiev estaba intentando salir muchísima gente, masas de personas que no volveré a ver nunca en la vida», relata tras dormir poco más de dos horas en el último día.

El susto de su familia ha sido mayúsculo, pero la solidaridad de sus compañeros de viaje, entre los que hay también algún europeo, le ha permitido mantener la comunicación abierta con sus padres. «Te das cuenta de los provilegios que tienes. No solo un pasaporte, dinero en efectivo y un móvil, sino que alguien te espera al otro lado. El apoyo ha sido constante». También la embaja española se ha interesado por él. Un amigo de Alverú puso en contacto a la legación en Ucrania con el actor y periodista. La llamada del Gobierno español llegó cuando ya había conseguido una vía de salida del país. «Todo el mundo pensaba que esto no iba a pasar. Los periodistas que estaban en mi hotel decían que la situación iba a seguir igual. El miércoles por la noche, el bolo que tenía en Kiev seguía en pie», recuerda.

Santiago Alverú reconoce que no es un «experto» en cuestiones internacionales y que analizar demasidado la situación puede hacer «perder la perspectiva humana». Por eso, su análisis se centra en la decisión tomada por Vladímir Putin. «El presidente de Rusia ha asesinado gente, ha ordenado que la vida de todo un país desaparezca, bien porque muera gente, bien porque sus vidas cambien por completo. Me da igual la razón, es atroz e inhumano. Lo terrible es que no haya una respuesta unánime, que haya gente valorando intereses ante una amenaza que tarde o temprano nos va a tocar enfrentar», afirma Santiago Alverú.

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