El Mossad se adelanta otra vez a los enemigos de Israel
El Servicio Secreto hebreo sumó el 13 de junio un nuevo logro militar al neutralizar las defensas antiaéreas de Irán antes del ataque a sus instalaciones nucleares
Meses después del nacimiento en 1948 del Estado de Israel, el Gobierno de Ben Gurión creó una sombra: el Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales, ... el Mossad. Los Servicios Secretos. Adoptaron como lema uno de los mensajes del Talmud, el código que recoge las leyes y tradiciones judías: «Si alguien viene a matarte, levántate y mátalo antes». El 'asesinato preventivo' es uno de los principios de este cuerpo, que en su última operación acabó el 13 de junio con parte de la cúpula militar de Irán, incluidos el jefe de la Guardia Revolucionaria y dos científicos de peso en el programa nuclear del país islámico.
Los Servicios Secretos israelíes planificaron durante años la 'Operación León Ascendente' para decapitar la cúspide militar iraní y dañar sus instalaciones atómicas y de fabricación de misiles. El Mossad introdujo vehículos de contrabando con sistemas de armamento ocultos. Construyó una sede secreta en la que escondió los drones que le sirvieron para neutralizar las bases antiaéreas del régimen de Teherán. Así, los cerca de 200 aviones del ejército hebreo desplegados en una ataque masivo volaron a su antojo y bombardearon los objetivos previstos. Tel Aviv calificó de «éxito» esta ofensiva «preventiva». Fiel al lema fundacional del Mossad: antes de que Irán tenga la bomba atómica... «levántate y mátalo».
Teherán ha sustituido a los militares y científicos asesinados. Pero ya están bajo la lupa del Servicio Secreto hebreo. Según el diario estadounidense 'The Washington Post', unos han recibido cartas de amenaza bajo la puerta de sus casas y otros, llamadas telefónicas para recordarles que tienen controlada la localización de sus familiares. Así funciona este ejército invisible.
Boca a boca
Israel rentabiliza su superioridad tecnológica. Por eso, los milicianos de Hamás que perpetraron los atentados del 7 de octubre de 2023 y que causaron la muerte a 1.200 ciudadanos hebreos no usaron teléfonos móviles para comunicarse entre ellos. Las conversaciones para preparar aquella masacre fueron orales. Solo de esa forma esquivaron la vigilancia del Mossad.
También el grupo libanés Hezbolá eliminó los teléfonos móviles. Recurrió a 'buscas' (aparatos de mensajería) y 'walkie-talkies', que no emiten señales de manera continua y son difíciles de localizar. No le sirvió. El Mossad encontró la manera de convertirlos en armas a su favor. Sabía que Hezbolá utilizaba ese medio de comunicación interna. Esperó. La milicia tiene un mercado muy restringido para adquirir los 'buscas'. Para no despertar sospechas, optó por una empresa húngara, BAC, que le suministró 5.000 aparatos de fabricación taiwanesa. Cayeron en la trampa.
200 aviones
israelíes pudieron bombardear Irán sin respuesta del régimen islámico tras la acción del Mossad.
Detrás de esa compañía estaba Israel. El Mossad había incorporado un explosivo de nitrato en cada 'busca' y también un sistema de activación remota que detonaba la carga con un solo mensaje. Mataron en septiembre de 2024 a decenas de miembros de la milicia chií e hirieron a 3.000.
No era una táctica nueva. En 1972 y como respuesta a los asesinatos de atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de Múnich, la agencia secreta hebrea hizo volar la base del teléfono que utilizaba Mahmoud Hamshari, representante de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en París. El diplomático perdió una pierna y luego murió. El Mossad se había dado a conocer unos años antes, en 1960. Un superviviente de un campo de concentración reconoció en Argentina al antiguo dirigente nazi Adolf Eichmann. Informó. Agentes israelíes montaron un dispositivo para capturarlo y trasladarlo a su país. Fue juzgado por crímenes de guerra y sentenciado a muerte.
Desde hace tiempo, uno de los grandes objetivos del Mossad es el programa nuclear de Irán. Tel Aviv no quiere que su gran rival en la región disponga de la bomba atómica. En 2010, el científico Masoud Ali Mohammadi fue asesinado con un artefacto explosivo frente a su casa en Teherán. La misma suerte sufrió luego otro de sus colegas, Majid Shahriari, que falleció tras la detonación de una bomba adosada a su vehículo. Ese final se repitió con el ingeniero Mostafa Ahmadi Roshan, que supervisaba instalaciones de enriquecimiento de uranio.
En 2024 incorporaron explosivos en los 'buscas' y mataron a decenas de milicianos de Hezbolá
Una de las operaciones más elaboradas se llevó a cabo en 2020. El Mossad montó un dispositivo con una ametralladora controlada vía satélite e introducida en Irán por vías de contrabando, según el diario 'The New York Times'. A distancia, los agentes tejieron una emboscada contra Mohsen Fakhrizadeh, el principal científico nuclear iraní. Murió en una carretera de Teherán.
Algún que otro fiasco
Pero no todo ha sido éxito en la historia de este Servicio Secreto. Además de no detectar a tiempo los atentados del 7 de octubre de 2023, arrastran algún que otro fiasco. Del más llamativo han pasado 28 años: el intento de asesinato con vuelta atrás de Jaled Meshal, líder de Hamás. El plan era echarle un veneno en la nuca para simular una muerte por infarto mientras estaba en Jordania. Un agente, con una lata de refresco bien agitada iba a organizar un pequeño tumulto mientras otro espía tocaba con esa sustancia al jefe de la milicia. Tenía que ser un crimen discreto.
Todo se les torció. Meshal les vio. Sospechó. Se bajó del vehículo y una de sus hijas corrió para saludarle. Cuando se giraba hacia ella, un agente hebreo se acercó y le roció con el veneno, que entró por el oído. Los guardaespaldas del dirigente de Hamás reaccionaron. Al final, los dos miembros del Mossad fueron detenidos. Y eso suponía un problema para la diplomacia de Tel Aviv. Meshal, mientras, comenzó a sentirse mal. Entró en coma, ingresado en un hospital de Jordania. El rey de ese país, Hussein, amenazó con romper el acuerdo de paz recién firmado. Y Estados Unidos, aliado de Israel, reprendió al primer ministro hebreo, Benjamín Netanyahu, que tuvo que ceder. Ordenó el envío del antídoto para salvar a Meshal y se vio obligado a compensar a sus enemigos con la liberación de 70 presos palestinos.
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