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Bomberos y policias salvan las reliquias de la catedral
Las obras de Notre Dame salvadas gracias a la cadena humana

Las obras de Notre Dame salvadas gracias a la cadena humana

Las reliquias más veneradas han logrado huir de las llamas

afp

Martes, 16 de abril 2019, 16:18

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Dentro de la tragedia que ha supuesto el incendio de la catedral de Notre Dame, queda el consuelo de que los tesoros que albergaba el templo parisino han posido ser rescatados del furor de las llamas. Y ha sido gracias a la «cadena humana» que se formó de inmediato para preservar las obras, según ha declarado este martes la alcaldesa de la capital francesa, Anne Hidalgo, que se ha mostrado agradecida a todos los que participaron, en especial, a los bomberos. «Están haciendo un trabajo increíble», ha subrayado.

La catedral de Notre Dame de París encierra reliquias veneradas por los católicos, un órgano de notables dimensiones y numerosas obras de arte. En los saqueos y pillajes que tuvieron lugar durante la Revolución Francesa y durante los motines de 1831, esta joya del gótico perdió una parte de sus obras maestras. Su tesoro litúrgico, que era uno de los más ricos de Francia hasta que desapareció en 1789, se fue reconstruyendo poco a poco. La réplica más valiosa que se conserva en Notre Dame es la Santa Corona, la que según los católicos portaba Jesús poco antes de su crucifixión. Está compuesta de un círculo de juncos aglutinados en haces y unidos por hilos de oro de un diámetro de 21 centímetros, en el que se encontraban las espinas. Esta reliquia se «ha salvado» de las llamas, al igual que la túnica de San Luis, uno de los reyes más famosos de Francia, que también se conserva en la catedral. Además de la Santa Corona, Notre Dame conserva otras dos reliquias de la Pasión de Cristo: un pedazo de la Cruz y un clavo.

Por otro lado, el gallo que coronaba la aguja que se derrumbó con el fuego alojaba un ápice de la Corona de Espinas, una reliquia de San Dionisio y otra de Santa Genoveva.

Entre los tres órganos de Notre Dame, el gran órgano, con sus cincos teclados, sus 109 juegos (conjunto de tubos) y sus casi 8.000 tubos, es el más sobresaliente. Construido a partir del siglo XV, se fue reforzando progresivamente, hasta alcanzar su tamaño actual el siglo XVIII. Sobrevivió a la Revolución Francesa sin daños «gracias seguramente a la interpretación de músicas patrióticas», según el sitio de la catedral.

Los tres rosetones de Notre Dame de París, unas vidrieras que representan las flores del paraíso, se construyeron en el siglo XIII y se renovaron en numerosas ocasiones. Los rosetones norte y sur, los más grandes, tienen un diámetro de 13 metros. En ellos se representan profetas, santos, ángeles, reyes, escenas de la vida de los santos... En el centro de los tres rosetones se representa respectivamente a la Virgen, al Niño Jesús y al Cristo en Majestad.

La más famosa de las 37 representaciones de la Virgen que existen en la catedral es la de la Virgen con el Niño adosada al pilar sudeste del trasepto, esculpida a mediados del siglo XIV. Detrás del altar se encuentra la monumental estatua del escultor Nicolas Coustou, una Piedad encargada por Luis XIV siguiendo el deseo de su padre, Luis XIII, y realizada entre 1712 y 1728.

La semana pasada se descolgaron de la flecha de la catedral 16 estatuas de cobre que representan a los 12 apóstoles y los cuatro evangelistas para restaurarlas, salvándose así del siniestro. Entre 1630 y 1707, la corporación de orfebres parisinos regaló cada 1 de mayo un cuadro a la catedral. De esos 76 «grands Mays», 13 se encuentran actualmente en las diferentes capillas de la nave.

En el muro oeste de la Capilla de San Guillermo cuelga uno de los cuadros más bellos de la catedral, «La Visitación», de Jean Jouvenet (1716), una obra maestra del siglo XVIII y vestigio del coro barroco de la catedral.

En la torre sur se encuentra la mayor campana de Notre Dame, llamada Bourdon. Repica en las grandes fiestas católicas y los grandes acontecimientos. La Bourdon se fundió hace más de 300 años y fue bautizada Emmanuel por su padrino, Luis XIV. Pesa 13 toneladas y su badajo, la parte que golpea contra las paredes de la campana para producir el sonido, pesa 500 kilos. En el siglo XX fue la que anunció a los parisinos la liberación de la capital del yugo nazi, el 24 de agosto de 1944.

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