Queridos Reyes Magos, en un año tan difícil como el que acaba de concluir, nos hemos portado relativamente bien. Nos hemos puesto la mascarilla, incluso cuando no había y decían que no hacía falta, nos hemos vacunado, algunos hasta en tres ocasiones, nos hemos confinado y guardado cuarentenas. Y cuando nos creíamos que lo peor ya había pasado llega la crisis de los microchips. Esos 'minicircuitos' que son necesarios para que todo funcione en un automóvil, y por si fuera poco, se colapsa el transporte marítimo por la falta de contenedores. Sin hablar del precio de los combustibles que están por las nubes y llenar un depósito de gasolina cuesta más que una cena en un tres estrellas Michelin. A pesar de todas las dificultades hemos seguido trabajando, en la medida de lo posible, para seguir tirando adelante, y desde el 1 de enero volvemos a pagar el impuesto de emisiones al matricular un coche nuevo, el privilegiado que pueda, por supuesto, porque el que tenga un vehículo sin etiqueta medioambiental en abril no podrá estacionar en la zona ORA de Gijón. No podrá estacionar después de haberse 'comido' todos los atascos de nuestra querida ciudad. Queridos Reyes Magos, os pido que esta noche traigáis coherencia y sabiduría a los que nos gestionan, para que lo hagan un poquito mejor.