Fallece Loli Menéndez, la última guardesa de la plaza de toros de Gijón
Quien fuera el alma de El Bibio desde 1985 hasta 1998 deja un gran vacío tras su pérdida entre los aficionados taurinos
E. C.
Gijón
Martes, 26 de marzo 2024, 13:05
El mundo del toro está de luto por el fallecimiento de quien fuera la histórica guardesa de la plaza de toros de El Bibio. Loli Menéndez, 'Lolina' para los más cercanos, falleció a los 90 años tras una larga vida dedicada al coso gijonés. La viuda de Marino García, con quien compartió años de vida y trabajo, fue el alma de El Bibio desde 1985 hasta 1998. Con ella se cerró una saga familiar de guardeses del coso taurino que comenzó en 1912 con María y Dionisio y que hizo todo el paseíllo del siglo XX hasta llegar a Pepe y Eloína, los guardeses hasta 1985, año en el que Loli y Marino tomaron la alternativa.
Recuerda Fernando Fernández-Guerra, periodista taurino y presidente de la asociación de Activistas Taurófilos de Asturias (ASTAS), que ella «era la taurina más veterana de los taurinos de Gijón». De carácter amable y espontáneo, abierta siempre a todo el mundo, destacaba sobre todo por ser muy cariñosa con los toreros cuando aguardaban en el patio de cuadrillas antes de salir a faenar. Son momentos de tensión en los que lo habitual suele ser permanecer en silencio para no distraer a los maestros, pero Lolina era diferente. «Ella los cogía, los besaba y los abrazaba; para eso era muy 'playa', muy de Cimavilla, que es donde nació», relata Fernández-Guerra, dejando entrever la inmensa ternura que transmitía a todo aquel que la conocía.
Enamorada de los trajes de luces de los toreros, a quienes gustaba comparar con «príncipes» por sus llamativos ropajes, tenía siempre a mano un kit de costura que sacaba «a toda velocidad» para hacer un cosido de urgencia «entre un toro y otro» a los diestros que tenían enganchones con el animal. Hasta el propio Fernández-Guerra fue una vez protagonista de su destreza al engancharse con el alamar de un torero en El Bibio y rasgarse toda la pernera del pantalón. «¡Venga, quita los pantalones rápido!», le dijo, y pese a la prisa del joven periodista por cumplir con su cometido, la guardesa no podía sino insistir en que «esto tiene que quedar bien».
Y es que Loli Menéndez vivía por y para la plaza. Sobre todo, por la capilla, «que la tenía como su predilección. Siempre le enseñaba a todo el mundo cómo la engalanaba para la feria taurina de agosto», señala Álvaro Cuesta, miembro de la peña taurina 'El Cordobés'. Con las figuras de los santos, las flores, las alfombras... No fueron pocos los toreros que le llevaron estampas o imágenes de vírgenes para decorar su pequeño templo. Uno de ellos, el ya retirado Pepín Liria.
El exconcejal de Foro Fernando Couto sintió el fallecimiento de una mujer que era «amiga de la familia, vecina del barrio de La Arena y mujer de gran corazón como me pudo demostrar».
Lolo tenía una memoria excelente y hasta hace bien poco era quien organizaba la misa del 15 de agosto en el ruedo en memoria y homenaje de todos los toreros fallecidos.