La agenda asturiana

Se llega a la campaña con el elenco político dividido en dos bloques enfrentados, donde han desaparecido las opciones de centro. El primer objetivo que deberían fijarse los líderes políticos es desactivar la política de bloques, porque no se pueden solucionar los problemas sin contar con el 50% de los representantes, que es tanto como marginar a la mitad de la sociedad. Gobiernen unos u otros, el inicio de 2024 supondrá la vuelta a la disciplina fiscal. Bruselas ya ha advertido que pone a España y a otros trece países bajo control. Habrá que hacer sacrificios para bajar el crecimiento del techo de gasto al 2,6% para el próximo año, cuando para 2023 se había fijado en el 5,5%. Gran parte de los discursos que se escuchan estos días no tienen cabida en una Unión Europea, donde Alemania ha entrado en recesión técnica, con todo lo que eso supone para España al ser nuestro segundo cliente (importa mercancías por valor de 34.000 millones, tres puntos porcentuales del PIB español).

La agenda asturiana, repleta de cuestiones pendientes, debe estar presente en la campaña. Formamos una circunscripción con siete diputados. Al inicio de la democracia teníamos diez escaños en el Congreso de los Diputados, pero el declive demográfico ha traído la pérdida de representación. Los siete diputados y los cuatro senadores deberían olvidarse de cuitas pasadas y tener un discurso único en la defensa de la región. La entrada en servicio de la variante de Pajares, anunciada para inicios de este año, no debe demorarse más allá del mes de noviembre, como han prometido. La red de cercanías ferroviarias, que iba a estar reformada y modernizada para 2025, tiene la gran mayoría de sus inversiones pendientes. De las infraestructuras previstas, sólo hay un 3% finalizadas. Es necesario que el Ministerio de Transportes coloque a toda la red entre sus prioridades. No conviene olvidar la discriminación que sufre Asturias con el peaje del Huerna, que el Gobierno central debe allanar aumentado sensiblemente las bonificaciones, como ha hecho con la Autopista del Atlántico (Ferrol-Tuy). Otro tipo de transporte, como la autopista del mar entre Gijón y Nantes, interrumpió su servicio en 2014. Las administraciones ven con optimismo la recuperación de la línea, pero cuando el Gobierno ofertó subvenciones para los tráficos marítimos, ninguna naviera pidió que se incluyera la línea de Gijón-Nantes. Somos la única región del Cantábrico sin autopista del mar. Otro capítulo es el relacionado con la industria. El proceso de descarbonización está acompañado de una preocupación constante: el coste de la energía. El estatuto de los consumidores electrointensivos fue una oportunidad fallida. Es un asunto a solucionar con el nuevo Gobierno, porque es muy difícil mantenerse en el mercado con desventajas competitivas. Las producciones ganaderas nunca estuvieron tan cuestionadas como en el presente, por problemas de costes (pienso, forraje, gasoil) y por leyes que condicionan las actividades del campo. Un tema que debe mejorar si se negocia. El declive demográfico es una realidad asumida desde el Principado y otras comunidades del norte y del centro. El problema es complejo y en su solución debe implicarse el Gobierno de la nación. En todas estas cuestiones, los representantes asturianos tienen que adoptar una posición firme. La campaña es un buen momento para debatir sobre este variado conjunto de problemas reales.