La voz que no se apaga
AIDA FUENTES. MILITANTE SOCIALISTA
Miércoles, 17 de enero 2024, 00:55
Triste mañana amaneció en la Cuenca. Anita Sirgo nos dejó de una manera que no era habitual en ella: se fue en silencio. Ella, tan ... peleona, tan comunicativa, tan presente en todo lo que concierne a la política útil, la que construye una sociedad justa, sin discriminaciones. Quienes la conocimos sabemos muy bien que su corazón estaba muy firme en la izquierda. Ha sido una militante ejemplar del Partido Comunista a lo largo de su vida, compromiso que nunca dejó de ejercer.
Con ella he compartido muchos momentos que tienen que ver con la lucha por la libertad a lo largo de la dictadura. Era de una fortaleza admirable, no temía los riesgos de la represión a la que la nos tenían acostumbrados. La vivió en propia carne con la valentía que siempre demostró.
Cuando me enteré de su muerte me vino el recuerdo de los momentos vividos juntas, sobre todo el encierro de mujeres en la Catedral de Oviedo. Con motivo de la huelga minera que se vino desarrollando los primeros meses de 1976 las mujeres de las cuencas nos movilizamos con la creación de la Asamblea de Mujeres surgida en el Nalón. Fuimos creando conciencia de que había que organizarse para defender y apoyar a los trabajadores de las minas en sus peticiones, que eran también las nuestras. Era nuestra propia supervivencia. La presencia de Anita, como de muchas otras compañeras, nos dio la oportunidad de convivir y compartir un compromiso que dejaría un poso de unión entre nosotras. Desde entonces hemos mantenido una larga amistad, mutua admiración y respeto a nuestras fidelidades políticas.
Nos queda una deuda pendiente con esta mujer comunista que hizo de su vida una lucha permanente, no solo por la conquista de la democracia por la que sufrió represalias, también por su incansable compromiso con esta sociedad a la que aún le quedan muchas batallas que ganar. Anita nos deja un modelo de vida: dignificar la política asumiendo nuestra responsabilidad ciudadana.
Es la de Anita una de esas historias personales para tener en cuenta el valor del compromiso político.
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