Asturias: lengua y derecho
La Viceconsejería de Justicia del ejecutivo asturiano, a cuyo frente está Encarnación Vicente Suárez, una de las personas más inteligentes, fiables y eficaces del Gobierno, ... ha publicado la cuarta edición de la 'Compilación del Derecho Consuetudinario asturiano'. La noticia no pasaría de ser una más del mundo editorial si no fuera porque, esta vez, a la versión en castellano se incorpora la de asturiano, conjugándose así en un solo volumen los dos elementos identitarios de Asturias, la lengua y el derecho, que como acertadamente patentiza la viceconsejera, en la cuidada nota que se incorpora como presentación del libro, dan fe de su dimensión como comunidad política.
Nada voy a decir sobre el asturiano, cuya oficialidad, larga y extensamente discutida, solo depende de la voluntad de la Junta General del Principado, pero sí opinaré sobre la realidad actual del Derecho Consuetudinario asturiano y sobre su futuro.
La Compilación es la obra de investigación jurídica más importante llevada a cabo en la historia de Asturias. No lo digo yo, sería un acto de vanidad impropio, lo dice el profesor Santos Coronas: «Se acopió un rico material consuetudinario como no se hiciera nunca, ni siquiera en la época dorada de Canella, Pedregal y Altamira». Lo que sí diré, porque es fiel reflejo de lo que pienso, es que no todas las personas tienen la oportunidad de elaborar una obra histórica, una obra que es utilizada por los tribunales de justicia como medio de prueba del derecho vigente en Asturias, una obra, en fin, que justifica una vida. Me siento, por tanto, muy afortunado de haber estado en el lugar adecuado en el momento oportuno. Cada vez que recibo de mis colegas una sentencia en la que se transcribe como elemento motivador del fallo una de las veintiuna costumbres que integran la Compilación, siento un orgullo indescriptible. Pero dejémonos de emociones y hablemos del Derecho Consuetudinario.
La costumbre, para que sea válida en juicio, debe ser probada y la Compilación sirve precisamente para eso, para probar las costumbres que incorpora, posibilitar la practicabilidad forense de las costumbres jurídicas asturianas. En cuanto al futuro, como ya dije en el 'Liber Amicorum', en homenaje al magistrado y profesor Rafael Fonseca González y repito ahora en el prólogo de la edición que nos ocupa, la eventual transformación del derecho consuetudinario en una norma de rango legal -posibilidad permitida jurídicamente-, supondría una alteración sustancial de las reglas consuetudinarias, que pasarían de ser fuente secundaria a fuente primaria. Es sin duda una tentación, aunque yo, como autor de la Compilación, no la patrocino porque no respondería al ser, a la esencia del Derecho que percibí a lo largo de mi tarea investigadora. Sea cual fuere el futuro, lengua y derecho se reencuentran y se funden ahora en este libro en un abrazo histórico como homenaje y tributo a nuestra querida Asturias.
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