Ya se sabe que los gobiernos de coalición son generosos en la creación de ministerios y el nombramiento de ministros, ministras y «ministres». Se crean ... nuevas carteras ministeriales segregadas de otros ministerios no por necesidades específicas de gobierno, sino por exigencias de cuotas entre partidos. Entre los nuevos ministerios -con Sánchez se pasó de 13 a 22- se echa en falta un ministerio de la Igualdad Constitucional que garantice en cualquier circunstancia el cumplimiento del artículo 14 de la Constitución. Y sobran unos cuantos 'ministerios cuota', entre los que está el ministerio de Consumo, segregado de Sanidad y especialista en 'garzonadas'.
Desde hace algún tiempo, Garzón tiene soliviantado al sector cárnico español. A su favor se puede decir que el 'ministro por la cuota' no se ocupa de cuestiones agrarias, para eso el Gobierno tiene un ministro, Planas, que tal vez, en defensa de su ministerio debería ser un poco más enérgico contra su lenguaraz colega. Los intereses de Garzón están en regular cómo jugamos y mirar lo que consumimos. En este sentido, y al margen de la estupidez de sus declaraciones a un periódico inglés poniendo en solfa la industria cárnica española, la intención de Garzón, aclarada vía twitter, tiene cierto sentido. En resumen, y tomando licencias aclaratorias, lo que parece que quería decir Garzón es que es mejor y más saludable, siempre que se tome con moderación, un chorizo del Alto Aller que una salchicha de Campofrío, y un chuletón de vaca suelta de los valles asturgallegos que un filete de vaca estabulada en una macrogranja.
Le faltó finura, oportunidad, altura política y sentido de la responsabilidad a Garzón, quién ya debería saber que sus declaraciones públicas son como ministro y miembro de un Gobierno y no como mero ciudadano Garzón. Incluso los elogios que en su aclaración de la entrevista hace de la carne asturiana como ejemplo de «ganadería extensiva ecológica que tiene mucho peso en determinadas regiones de Asturias» tampoco las aplauden los propios ganaderos. Al final, por la boca muere el pez y por la boca tendría que dimitir Garzón. En vez de tomarse otra vez un chuletón al punto, Sánchez debería desmentir con más rotundidad al ministro, y suprimir este gaseoso ministerio de Consumo.
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