¡Buena está la 'pulítica'!
GALERÍA DEL NÁUFRAGO ·
Una de las escenas más graciosas de 'La verbena de la Paloma' de Bretón es ese diálogo del sereno y el guardia sobre un tranquilo ... y nostálgico fondo musical. El sereno, con acento de la zona del Puerto del Palo, lugar del que procedían los serenos de Madrid, empieza la conversación: «¡Buena está la 'pulítica'!». A lo que responde el guardia: «¡Sí, sí, bonita está!». Pues eso, bonito está. Basta con asomarse a las noticias para ver lo que pasa al fortín madrileño del PP, víctima de la estupidez y los celos.
Siempre hubo peleas internas en los partidos. Es certera esa frase atribuida a Andreotti, un político que era doctor en venganzas sibilinas, que dice que «en la vida hay amigos, conocidos, adversarios, enemigos y compañeros de partido». Efectivamente, siempre hubo grescas entre hermanos militantes. Sin ir más lejos, y centrándonos en Asturias, en Perlora, en 1978, comenzó la crisis del Partido Comunista por disidencias críticas internas. Unos años más tarde, en Gijón, una facción del PSOE movió el sillón de la alcaldía a José Manuel Palacio.
Lo de Álvarez-Cascos, político de raza pero que muchas veces piensa con el apellido -«mejor partido sin Gobierno que Gobierno sin partido»- y la voladura del ejecutivo de Marqués, es de nota. Y con la prolongada historia de los desatinos del PP en Gijón se podría hacer una exposición -hay una foto de Citoula en la que muestra a un médico militante esposado a la puerta de la sede del PP en Gijón- y hasta una tesis doctoral.
Como dice la Biblia, no hay nada nuevo bajo el sol. Las peleas de gallos en el mismo partido siempre se dieron, y eso que las disidencias internas son una de las causas más lesivas de una organización. También hay partidos como el PSOE que han tenido la virtud de fracturarse y recomponerse rápidamente.
Sin embargo, este terrible choque del Partido Popular entre Ayuso y Casado no solo afecta drásticamente a los dos contendientes. También a todo el PP.
Así como el error de Rivera deshizo la opción política de Ciudadanos, el error de Casado, de Ayuso o de los dos podría provocar el apocalipsis pepero, con la desaparición de todo un espacio político clave para la democracia en España.
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