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Urgente Prisión para el acusado de robar en gasolineras de Asturias

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El retorno es el exilio, la tierra prometida de unos es el dolor de otros. Las banderas se pintan con colores prestados, o robados

Viernes, 9 de julio 2021, 21:48

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He vuelto a leer 'Intruso en el polvo'. Es siempre saludable releer a Faulkner. El escritor de Misisipi habla de los Estados Unidos como «una ... masa de gentes que ya no tienen nada en común, salvo la frenética codicia del dinero y un miedo básico a un desastre de alcance nacional, y que se esconden unos de otros detrás de una palabrería sonora en torno a una bandera». Nunca me gustaron los patriotismos rancios ni las banderas consagradas. No pocas veces las banderas, las fronteras o los símbolos patrióticos, encubren, como una indecorosa y turbadora niebla, esas ilusiones de pureza racial, de superioridad. ¿Alguien se cree realmente libre de mestizaje? ¿Alguien puede sostener en su sano juicio la idea de la 'pura raza'? El territorio que habitamos ha sido habitado antes por celtas, romanos, godos, judíos o árabes. Somos un pueblo mestizo, como lo son (afortunadamente) todos los pueblos de la tierra. Los Estados Unidos se fundamentan sobre pueblos indígenas, colonizadores españoles, comerciantes de pieles franceses, puritanos o calvinistas ingleses, colonos escoceses, galeses e irlandeses, convictos europeos, neerlandeses, esclavos africanos y aventureros y peregrinos del mundo entero. Y así todos los pueblos. Detrás de cualquier pensamiento discriminatorio se esconde una patética y sobrecogedora ignorancia. El racismo es la mayor de las incongruencias humanas.

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