El día que no debería existir
Hoy, igual que ayer, igual que mañana, la violencia contra la mujer es una realidad atroz y lacerante que marca sociedades. Una realidad difícil de eliminar por muy diferentes motivos relacionados con la pobreza, la educación o por algo tan difícil de controlar como es el lugar de nacimiento de alguien
Hoy es un día que no debería existir. Pero existe. Y existe porque es necesario. Hoy es el Día Internacional de la Eliminación de la ... Violencia contra la Mujer. Eso se conmemora o recuerda. No me gusta la palabra celebrar. En este momento no hay nada que celebrar. Prefiero reivindicar. Hoy es un día para exigir políticas que erradiquen esa violencia en todos los países del mundo. Esto de 'en todos los países', lo sé, es una quimera. Siempre que lo leo o escucho, lo pienso. Una utopía. Un ensueño, porque hay lugares donde las mujeres son simplemente cosas, objetos sin entidad, y las cosas, por desgracia, no tienen derechos. Ni días especiales. No tienen nada.
Hoy también es el día en el que unos y otros -entiéndase grupos y/o agentes políticos, sociales, económicos, etc.- se acusan y culpan de ser los responsables de los insuficientes avances que se han hecho o hacen en esta materia. Porque se ha hecho y se hace camino, pero la meta está muy lejos todavía. Tanto que ni siquiera llegamos a verla.
Hoy, además, es el día de los machos prepotentes. Fíjense. Miren a su alrededor. Los identificarán enseguida. Son aquellos que lo niegan todo. Que ven una falacia en cualquier tipo de iniciativa, sea esta de la índole que sea, para erradicar esa violencia. Porque esa violencia, a su entender -palabra sin duda generosa por mi parte para describir su capacidad-, no existe. No al menos como nos la cuentan. Es todo un invento de… Elijan ustedes. Tenemos partidos políticos, asociaciones, colectivos especiales, mujeres con ganas de protagonismo o instituciones públicas que lo único que quieren, cada uno a su manera, es sacar dinero y vivir de no hacer nada. Una afrenta mayúscula contra el hombre (entiéndase varón). Esto es lo que afirman sobre el día de hoy esta clase de individuos. Un día que solo quiere, al parecer -siempre me deja ojiplática la descripción-, eliminar a los hombres. A todos los hombres. Acabar con ellos. Exterminarlos. La aniquilación total. Mi recomendación para este colectivo, que se siente tan vulnerable, es muy simple. Leer más. Estudiar más. Aprender más. Que cojan un libro de vez en cuando, que les hará mucho bien. Mucho. Y que se miren lo de la autoestima. Eso también.
Hoy, estos tipos preguntan, y lo hacen sin ningún tipo de vergüenza, ¿cuándo es el día de los hombres? También lo preguntan el ocho de marzo y en cualquier otra fecha en la que se celebre o reivindique cualquier derecho de la mujer. «¿Y nuestro día? ¿Cuándo es nuestro día?».
Hoy no lo es.
Hoy, igual que ayer, igual que mañana, la violencia contra la mujer es una realidad atroz y lacerante que marca sociedades. Una realidad difícil de eliminar por muy diferentes motivos relacionados con la pobreza, la educación o por algo tan difícil de controlar como es el lugar de nacimiento de alguien. Y también por vuestra culpa, queridos tipos negacionistas. Sí, lo siento, pero es así. Mientras cada ocho de marzo o 25 de noviembre os sintáis ofendidos y neguéis la realidad, esto no terminará nunca.
Hoy es un día triste. Un día negro que no debería existir, pero que existe y que, sospecho, continuará existiendo durante muchos años. De hecho, quizá nunca desaparezca, puesto que por encima de los derechos de las mujeres y niñas del mundo -lo del Mundial de Fútbol de Catar es un buen ejemplo de ello- siempre primarán otros intereses que nada tendrán que ver con ellas. Con nosotras.
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