Carta memoria en recuerdo de José Luis Cienfuegos, director de Festival y personalidad virtuosa
Las figuras que impactan de forma colectiva lo hacen porque logran hacer nacer y crecer realidades. Crecen los proyectos, crecen las instituciones y, sobre todo, ... crecen las personas. Son muchas las virtudes que ayudan a configurar una personalidad así. José Luis Cienfuegos es una de esas personalidades virtuosas. Utilizo el presente porque él, a través de su ejercicio profesional, desarrollado siempre desde sólidos canales humanísticos, ha logrado sentar ejemplo y construir instituciones que atravesarán con solvencia el tiempo. Su aportación no solo se mide desde el ámbito cinematográfico: también se proyecta con firmeza en el territorio del arte contemporáneo.
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Fue él quien impulsó un programa vinculado al Festival Internacional de Cine de Gijón que permitía activar proyectos desde el lenguaje del arte contemporáneo durante los días del certamen. Las distintas exposiciones que se han sucedido a lo largo de los años han sido, y continúan siendo, un complemento esencial que modulaba la intensidad y la identidad de cada edición del festival en la que participaba. Allí donde Cienfuegos dirigía la mirada surgía un espacio para el pensamiento, para el riesgo y para la creación.
Cuando desde ATM se le propuso el desarrollo de un proyecto expositivo de Ruth Álvarez Valledor sobre Los 400 golpes de Truffaut volvió a demostrar esa personalidad generativa que lo definía. Creó el contexto necesario para que esa propuesta viera la luz, y para que la experiencia del festival se enriqueciera con la dimensión contemplativa y crítica propia del arte contemporáneo. La manera en que abordaba la recepción de ideas, cómo las acompañaba y cómo las impulsaba constituye un ejemplo vivo que permanecerá en todas las personas que hemos tenido la fortuna de relacionarnos con él a través de sus proyectos.
José Luis Cienfuegos no solo alcanzó un éxito sectorial incuestionable dentro del mundo del cine. Su labor ha dejado también una huella institucional e histórica que abraza muchos otros ámbitos y sensibilidades. Es justo reconocer la vigencia de los postulados desde los que siempre trabajó: la apertura intelectual, la confianza en la creación, la convicción de que el arte y en cualquiera de sus lenguajes.
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Su ejemplo permanece. Su virtud permanece. Su legado, también.
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