La deuda del tren
La finalización de la variante de Pajares no agotará los compromisos ferroviarios del Estado con Asturias
Una delegación del Ministerio de Transportes, encabezada por el secretario general de Infraestructuras, Xavier Flores, y en la que estaba la presidenta del Administrador de ... Infraestructuras Ferroviarias (Adif), María Luisa Domínguez, se trasladó a Asturias para informar al presidente del Principado de que la variante de Pajares podrá entrar en servicio en el mes de noviembre. Los trabajos, pruebas y simulacros terminarían a finales de septiembre, así como el periodo de formación de los maquinistas, quedando el expediente en manos de la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria que revisará la instalación para autorizar la apertura al servicio comercial.
El Ministerio de Transportes había asegurado que en abril estaría en condiciones de fijar la fecha de finalización de los trabajos; aunque apuró el plazo, lo cierto es que no hubo ninguna alteración en el cronograma. En la edición del 26 de marzo, EL COMERCIO adelantó que «los trabajos de seguridad para abrir la variante se alargan ya hasta finales de septiembre». Una vez recibida la información, el Principado no puede bajar la guardia. En 2003, cuando el Consejo de Ministros autorizó la licitación de las obras, se preveía el final de las actuaciones fuera en 2010. Los distintos gobiernos anunciaron hasta dieciocho fechas de entrada en funcionamiento de la variante, resultando fallidas las diecisiete primeras. La experiencia invita a ser muy cautos. Circunstancias aleatorias, como la falta de disponibilidad de Renfe para alquilarle un tren de viajeros a Adif que pudiera dedicarse, en exclusiva, a la realización de pruebas por los túneles de Pajares, han jugado un papel importante en la demora de toda la infraestructura. Cualquier fracaso en los test de compatibilidad y de fiabilidad, o en los simulacros que se van a hacer en las dos vertientes -asturiana y leonesa- con trenes de viajeros y de mercancías, podría acarrear un nuevo aplazamiento de la inauguración.
La opinión pública asturiana está muy escarmentada de tanto anuncio fallido. Es difícil de entender que a finales de 2022 todavía se viera factible inaugurar en mayo y, sin que mediara ningún contratiempo extraordinario, se supiera ya en marzo que no estaría operativa hasta noviembre. Da que pensar sobre la fluidez de la comunicación entre la cúpula del ministerio y los responsables de la obra. Sólo desde un clima de profundo escepticismo se puede entender que la mayor parte de los grupos de la oposición vean tras el último anuncio el interés electoral del presidente del Gobierno de España. El tiempo dirá si la postrera predicción del Ministerio de Transportes es acertada o no. Aun dando por bueno que se cumpla el pronóstico, el Gobierno debe entender que tiene una deuda ferroviaria con Asturias.
Cuando se inaugure la variante de Pajares, la alta velocidad no va a llegar a las principales ciudades asturianas. Esa será la causa de que los viajes desde Madrid a Gijón, Oviedo o Avilés se vayan a hacer con la velocidad media más baja de todos los trazados de alta velocidad que hay en España. Con la apertura de la variante no queda homologado el servicio de la alta velocidad para los asturianos. En cuanto a la red de cercanías, las instituciones autonómicas y la sociedad están pendientes de ver cómo se ejecuta el renovado Plan de Cercanías, 2017-2025, que ahora tiene un presupuesto de 1.491 millones. Hasta el presente, del plan inicial están terminadas el 3% de las actuaciones (30,4 millones), un 18% están en ejecución (203 millones) y el 8% en contratación (86,4 millones). El 71% restante espera su turno. Se agilizan las obras o la gestión del plan se eterniza. El Ministerio de Transportes ha hecho una lectura positiva de los Acuerdos de la Castellana, reconociendo que tiene el compromiso de dotar la red asturiana de ancho métrico con 35 nuevos trenes. Urge que se reciba pronto el primer pedido para poder cubrir la cartelera de servicios. Años de abandono en las cercanías y demora tras demora en la variante de Pajares dejan como saldo la deuda ferroviaria del Estado con Asturias.
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