Pactos onerosos para Asturias
La soberanía fiscal catalana y el traspaso de la Seguridad Social al Páis Vasco perjudican a nuestra región
Las negociaciones del PSOE con los partidos nacionalistas para apoyar la investidura de Pedro Sánchez han concluido con acuerdos que tienen una gran incidencia, no ... solo en Cataluña y País Vasco, sino en el Estado y el resto de comunidades autónomas. La amnistía ha merecido los grandes titulares de la negociación, pero los pactos contienen otros extremos inquietantes. A diferencia de lo que ocurre en las negociaciones presupuestarias, donde los nacionalistas arrancan compromisos de inversión, en esta ocasión se han atrevido a imponer cambios jurídicos, competenciales y de financiación que por la naturaleza de las cuestiones deberían ser presentados, directamente, en el Congreso de los Diputados. Sabedores de la predisposición del candidato socialista a consensuar iniciativas, sin reparar en sus consecuencias, los acuerdos incluyen medidas que provocan la desigualdad entre personas y territorios, debilitan al Estado e inducen a pensar que lejos de aprobar un programa de gobierno para una legislatura se están, por la vía de pactos bilaterales y restringidos, rediseñando las bases de nuestro sistema democrático, cuando estas llevan más de cuatro décadas funcionando con el respaldo de la inmensa mayoría de la población.
El pasado domingo criticábamos desde estas líneas la quita de 15.000 millones de euros de deuda pública de la Generalitat catalana, acordada por el PSOE y ERC. La práctica totalidad de los presidentes autonómicos alzaron su voz para denostar la medida y pedir un trato semejante para sus comunidades. Sin abandonar la materia de la financiación, el pacto entre PSOE y Junts contempla la propuesta rupturista de los nacionalistas de modificar la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas (LOFCA), introduciendo una cláusula de excepción para facilitar la cesión del 100% de los impuestos que se pagan en el territorio a la Generalitat. Los socialistas se comprometen a negociar la medida y, en el acuerdo, ya adelantan que apuestan por un «diálogo singular sobre el impacto del actual modelo de financiación en Cataluña». El sistema de financiación autonómica parte de la interdependencia territorial, con fondos de solidaridad que garantizan la prestación de los servicios públicos a todas las personas, con independencia del lugar en que vivan. Si Cataluña se queda con toda la recaudación, el sistema resulta gravemente debilitado. Quedaría dañada la financiación de las regiones menos ricas, como Asturias, y también la del Estado. Es muy preocupante que los socialistas anuncien una negociación bilateral, cuando cualquier cambio debe realizarse en un marco multilateral, como es el Consejo de Política Fiscal y Financiera o la Conferencia de Presidentes. En cualquier caso, para evitar equívocos, digamos que en las 15 comunidades autónomas de régimen común (todas, menos País Vasco y Navarra), la media de financiación 'per capita' se sitúa (año 2021) en los 2.425,1 euros, mientras en Cataluña es de 2.800,2 euros. No hay expolio, aunque para un independentista la sola mención de la solidaridad cause irritación.
No menos alarmante es el acuerdo entre PSOE y PNV para transferir la gestión económica de la Seguridad Social al País Vasco. La gestión está unificada en todo el territorio nacional, siguiendo criterios de sostenibilidad y suficiencia. Con el traspaso no se rompe, técnicamente, la unidad de caja, pero habrá más de un cajero. La capacidad de gestionar las prestaciones (pensiones, incapacidades, subsidios) del Gobierno vasco es el primer paso para pedir más tarde la competencia plena, como ya han hecho con otras materias. La forma de hacer atractiva la nueva gestión será aprobar complementos para las pensiones, con lo que no se rompe la unidad de caja, pero sí la unicidad de derechos que la Seguridad Social garantiza. Para Asturias es una mala noticia la soberanía fiscal catalana y la separación de la Seguridad Social vasca. El Principado tiene que estar al lado de los asturianos, sin silencios ni calculadas ambigüedades.
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