Secciones
Servicios
Destacamos
La alimentación ha sido y es un elemento de atención de todas las culturas, en unas ocasiones como un símbolo de supervivencia y en otras ... de placer. En el mundo occidental donde vivimos existe un verdadero culto al cuerpo y al buen comer y beber. Los alimentos no sólo se consumen para cubrir unas necesidades nutricionales mínimas, sino que muchos son consumidos por salud y otros por placer, y en ocasiones se intenta unir ambos. Es el caso del vino. Y desde muy antiguo. El vino es un componente de la dieta mediterránea. Incluso en el período neolítico, en zonas de Irán (5405-5000 a.C.), se han encontrado restos arqueológicos de jarrones de barro donde se almacenaba vino. Estas investigaciones han podido realizarse al encontrar ácido tartárico, sustancia natural que sólo se encuentra en esta bebida. El tartárico era convertido en sales de calcio insoluble en el ambiente calcáreo del lugar. Así pues, en estas zonas ya se producía mosto con el cual se transformaba en vino de forma natural a temperatura ambiente, e incluso se le añadían resinas naturales (trementina) para evitar su conversión en vinagre. Esto da una idea de cómo el vino formaba parte de la dieta y cómo el desarrollo de la enología se remonta a tiempos muy lejanos.
La ciencia ha permitido avanzar en el conocimiento de las propiedades del vino. La información sobre él en el campo de la medicina en estos últimos años ha sido muy grande, multiplicándose su interés no solo en el mundo científico sino también en la población en general, destacando la bondad de sus efectos en dosis moderadas. Conviene tener en cuenta que se trata de una materia viva, compleja, que evoluciona cambiando sus propiedades y composición según diversos factores. El vino es una solución hidro-alcohólica debido a que sus componentes principales son el agua (85 a 90%) y el alcohol etílico (9% a 15%). De esto se deduce que el agua es el principal componente del vino, y por eso se dice que el mayor bebedor de vino lo es el de agua. La mayoría del agua aportada es absorbida por el intestino delgado, y posteriormente filtrada por el riñón. Una vez ingerido el alcohol es rápidamente absorbido, de tal modo que a los 5 minutos es detectado en la sangre. Decía Plinio el Viejo: «El vino es por sí solo un remedio, nutre de fuerza la sangre del hombre, alegra el estómago, adormece las penas y evade las preocupaciones».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.