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La alimentación ha sido y es un elemento de atención de todas las culturas, en unas ocasiones como un símbolo de supervivencia y en otras ... de placer. En el mundo occidental donde vivimos existe un verdadero culto al cuerpo y al buen comer y beber. Los alimentos no sólo se consumen para cubrir unas necesidades nutricionales mínimas, sino que muchos son consumidos por salud y otros por placer, y en ocasiones se intenta unir ambos. Es el caso del vino. Y desde muy antiguo. El vino es un componente de la dieta mediterránea. Incluso en el período neolítico, en zonas de Irán (5405-5000 a.C.), se han encontrado restos arqueológicos de jarrones de barro donde se almacenaba vino. Estas investigaciones han podido realizarse al encontrar ácido tartárico, sustancia natural que sólo se encuentra en esta bebida. El tartárico era convertido en sales de calcio insoluble en el ambiente calcáreo del lugar. Así pues, en estas zonas ya se producía mosto con el cual se transformaba en vino de forma natural a temperatura ambiente, e incluso se le añadían resinas naturales (trementina) para evitar su conversión en vinagre. Esto da una idea de cómo el vino formaba parte de la dieta y cómo el desarrollo de la enología se remonta a tiempos muy lejanos.

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