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La risa del poder

Viernes, 19 de enero 2024, 16:37

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Se podría decir que 'Escribir para salvar una vida' no es una novela, sino una búsqueda. Pero qué son las novelas sino búsquedas infatigables, tránsitos ... desesperados, huidas o regresos. También se me antoja 'Escribir para salvar una vida' como la historia de un autor en busca de una obra, o el relato de un escritor que encuentra una excusa apropiada y razonable para hablar de sí mismo. ¿Acaso los escritores no hablamos siempre (aunque de manera más o menos disfrazada) de nosotros mismos? John Edgar Wideman (1941) fue un estudiante destacado y muy laureado, un deportista de éxito y un prestigioso profesor, y también fue y continúa siendo un activista en lucha permanente contra el racismo que sufren los afroamericanos de forma continua en su vida diaria. La excusa del afamado escritor de Pittsburgh, Pensilvania, para construir esta narración sobre sí mismo no es otra que el suceso ocurrido en Money, Mississippi, en 1955, cuando un chico negro, Emmett Till fue asesinado por dos hombres que lo acusaron de haber silbado a una mujer blanca. Emmertt tenía 14 años en 1955 (los mismos que tenía entonces John Edgar Wideman) y se había desplazado en el tren desde Chicago para visitar a unos familiares. Sus asesinos blancos, unas semanas después, fueron juzgados y absueltos. Su cadáver le fue devuelto a su madre, quien hizo lo posible para que no se olvidara aquel crimen racista. Con este suceso se mezcló, turbiamente, la historia del padre de Emmertt, un soldado muy joven que diez años atrás, en Italia, durante la Segunda Guerra Mundial había sido ejecutado por el ejército estadounidense acusado en un oscuro Consejo de Guerra de violación y asesinato. El descubrimiento de la desgracia del soldado negro Louis Till y el recuerdo de la fotografía del cadáver destrozado de Emmertt que Wideman había visto en el periódico en 1955, empujó al escritor hacia la investigación de ambos acontecimientos y en ese empeño, en esa búsqueda, enredó su propia historia, lo que él fue y lo que perdió, su huida de Pittsburgh, alejándose de la pobreza y de la negritud, sus frustraciones frente a la justicia o la verdad, las semejanzas de sus circunstancias familiares con las de la familia Till. En esa distancia entre lo que somos y lo que perdimos se mueven los pensamientos de Wideman mientras analiza el crimen racista del niño Emmertt y revisa una y otra vez el expediente del soldado Louis. Confiesa el autor que nos está ofreciendo imaginaciones como si fueran hechos, al igual que hicieron quienes escribieron los informes del expediente de Till. Pero lo que nos ofrece Wideman en esta novela son sentimientos, gritos, incertidumbres, advertencias. «Una y otra vez -escribe Wideman- en juzgados de Estados Unidos se absuelve a asesinos como si no importaran las vidas negras que han arrebatado». Hay crímenes de hacer y crímenes de ser. El soldado Till y su hijo fueron condenados a muerte, no por lo que hicieron, sino por ser lo que fueron. Un hijo de Wideman, Jacob, fue declarado culpable de un asesinato cometido cuando era menor de edad y condenado a cadena perpetua. Un hermano de Wideman, Robert, también fue condenado a cadena perpetua. 'Escribir para salvar una vida' es una novela intensa y compleja, inteligente y dispersa, que combina dicciones diferentes y flujos narrativos diversos, una obra digna de una experiencia lectora inolvidable.

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