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Historias de la ciudad

Miércoles, 12 de enero 2022, 01:47

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Ana González Rodríguez, que vino de los Oviedos para ser alcaldesa de Gijón (desde el 19 de junio de 2019), viste de continuo (pero con ... serenidad y coraje político) como una revisora de ferrocarriles. Ella, a estas alturas de la vida, sabe que el coche por las ciudades está al borde del aniquilamiento, que el mundo va hacia un cementerio de coches, una chatarrería de chapa y neumáticos, hacia una chabola ¡ay! para indigentes. Sabe que el coche va siendo cada vez más un mito de la escapada, del amor furtivo y de la muerte. Desde que Alfonso XIII conducía 30 Hispanos Suizos con todo el bigote; desde el Rolls en el que Luis Miguel Dominguín se trajinaba a Ava Garner, o el Buick de Manolete, el coche ha sido un sueño de reyes, de triunfadores y de toreros. El Mercedes fue coche de capitalistas; hasta que llegó el Audi, coche de engreídos, fanfarrones y de bribones de la política. Ahora Ana, alcaldesa ovetense de Gijón, cuya sonrisa -fíjense bien- se encarama con facilidad hasta sus bellos ojos, nos va queriendo decir que es mejor cambiar los usos y los lujos contaminantes, hacer footing, enmendar la plana y la ruta y caminar más por la ciudad, también por el 'cascayu' que no es -como algunos piensan- cambiar el curso de la circulación cual si fuera el cauce del Amazonas.

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