Es hora de tomarlo en serio

En San Sebastián, el Sporting perdió su tercer partido en los epílogos. Ante la Ponferradina, a cinco minutos del final; contra el Zaragoza, en el séptimo de la prolongación y en la barriada de Anoeta, de penalti ingenuo en el 94. Más que mala suerte es incapacidad.

Por citar los tres últimos compromisos, contra los bercianos, tras una remontada espectacular, el equipo no buscó sentenciar el resultado. Le costó el puesto a Gallego. Contra los maños, los infantiles errores individuales ocasionaron la derrota. Y en San Sebastián, la falta de calidad en el remate, con un infortunado penalti final, supuso otra decepción.

La plantilla fue confeccionada y adaptada para luchar por el ascenso. Además de la importante inversión veraniega, en enero se gastó cerca de un millón de euros. Y con una plantilla cara, con fichas altas para Segunda, sin citar una decena de nombres propios que avalan esta teoría, miren cómo está este Sporting y el penoso rumbo que lleva, después de haber sido líder dos semanas y andar diez por la zona de 'play off' al principio. Desde entonces se produjeron excesivos sucesos, la mayoría lamentables.

A estas alturas resulta imposible tomar decisiones deportivas. Ya se cambió al entrenador y la línea fue a peor. No hay más opción que esperar que Martí, dentro del corto margen de confianza, empiece a acertar con sus dispositivos tácticos, que los jugadores asuman su responsabilidad y que los realmente futbolistas, que son muy pocos, demuestren sus aptitudes y saquen las castañas del fuego. Sería un inconveniente añadido que acusen nerviosismo por la situación, aunque la mayoría ya tienen una experiencia en la categoría como para que les pueda la ansiedad.

Quedan doce partidos para solucionar el peliagudo problema. El calendario es complicado. Todos los rivales parecen de Champions, pero es lo que hay. En el vestuario deben empezar a tomarlo en serio, pero en el campo. Las conjuras de los jueves, con escaparates de almuerzos para la galería no sirven.

Otro asunto es el que se piense en el consejo. Los organigramas deportivos elegidos en las últimas temporadas fracasaron estrepitosamente. La primera plantilla tiene limitaciones, pese al gasto realizado, y en el filial no se ven soluciones inmediatas, porque Mareo no funciona como debiera. ¿Qué seguimiento se hicieron de los refuerzos? Jony vino tras ocho meses sin jugar, a Ramírez sólo se le vio en vídeos y Calavera llegó por amiguismo con el director deportivo. Algo se estará haciendo mal, con un consejo indolente y contemplativo en este apartado.

La principal preocupación ahora es el primer equipo, con una afición que tiene agotada la paciencia. Si no se lo toman en serio desde ya, nos destrozará el lobo.