Inmersión
Quién nos lo iba a decir. Un partido con muchas personas formadas, con experiencia y 'viajadas', que se presta a cambiar el 'you' por el 'ye'
Últimamente se ha puesto de moda en este país el asunto de la elección de la palabra del año. Suele ser esta un vocablo que, ... de tanto oírlo y leerlo, lo tenemos todos amartillado en nuestro cerebro hasta el aburrimiento. En el año que acabamos de dejar esa palabra fue 'vacuna', en competencia para tal honor con otras muy gastadas como 'criptomoneda', 'fajana', 'ecoansiedad' o 'negacionista', por citar algunas. En el 2020, la elegida fue 'confinamiento', y fue acompañada en el pódium del desgaste comunicativo por 'resiliencia', 'teletrabajo', 'conspiranoia', 'tiktok', y otros 'palabros' exprimidos por el ciudadano común, o por el político o charlatán de turno, que vienen a ser lo mismo para cada vez más gente.
En Asturias todavía no nos ha dado por elegir la palabra del año, al menos que yo sepa, pero para el caso de que nos planteemos este original ejercicio, mi propuesta es el título de esta columna. Para mí esta sería la campeona, lo tengo claro. Y por goleada. Cuando pienso en ella, no la veo como un inocente y fugaz ejercicio de meter la cabeza bajo el agua, tapándonos la nariz con los dedos durante uno o dos segundos. La imagino más honda, como la del buzo aquel de los tebeos, con escafandra acristalada y unos zapatones de plomo que tan solo imaginarte con ellos puestos en el agua, te daba pena del pobre diablo que se metía para allí abajo tan prisionero de su destino, tan desvalido.
El caso es que en Asturias estamos inmersos de cuello para arriba en no pocos asuntos que nos tienen a todos preocupados. Nuestro futuro industrial, con las exigencias medioambientales poniendo en cuestión nuestro modelo productivo. Nuestra tasa de desempleo juvenil, y el futuro -y presente- de nuestros jóvenes, dejando sus hogares y yéndose a otros lugares a ganarse la vida. El decrecimiento demográfico, con perros y gatos sustituyendo a niños por cualquier sitio al que vas, para alegría y regocijo de veterinarios. Nuestros bolsillos en general, y las expectativas de que inflaciones, megawatios y demás asuntos lejos de nuestro alcance acaben por vaciar el granero de cada casa. Con todo esto me refiero solo a las incómodas inmersiones propias de nuestra tierra, porque haber en estos tiempos hay más a nivel nacional, estatal, mundial, global o como se quiera llamar. Todas nos afectan, y todas suponen atragantones con los que hay que lidiar en nuestro día a día.
Pues bueno, como todo esto es poco, y poco importante al parecer, ahora nos tenemos que poner a discutir, y de paso a gastar millones de euros, en nuestra inmersión lingüística. Si querías taza, taza y media. Si algo bueno tenía Asturias es que aquí cada uno habla como le da la gana y no causa rechazo a los demás. Alguno se pensará que esto es gratis, y que ha de ser siempre así. Entonces me permito recomendarle que se vaya a vivir un par de años a Cataluña, como es mi caso, y vea lo bonito que es que le hables a un tío y éste no te conteste, o lo haga de una forma que no entiendes, pero si le mandas a tomar por donde nunca sale el sol, entonces te entiende muy bien, y ya está el festival montado. En Asturias caemos bien por ahí, entre otras cosas, porque no somos así. Pero como siempre hay alguien que lo poco bueno lo tiende a fastidiar, pues hala, a excluir. Y de paso, a gastar, será por perres. Pero si lo tenemos a tres horas en coche, hombre. Vete a Oiartzun y pide un café con leche, verás como no te dicen si mediano o normal.
Para sacar adelante este asunto de imperiosa y urgente identidad asturiana, se monta además en público una especie de mercadillo persa entre políticos de peso-pluma, con los de Foro que si ahora sí, que si ahora no... No me gusta citar instituciones o personas concretas, pero quién nos lo iba a decir. Un partido con muchas personas formadas, con experiencia y 'viajadas', que se presta a cambiar el 'you' por el 'ye'. Nos vamos a gastar el dinero en que nuestros chavales, en vez de saber decir 'how are you', sepan conjugar a la perfección 'cómo ye lo tuyu'. Qué bien. Y todo esto en un mundo como el nuestro, acuciado por problemas, en medio de una gran encrucijada absolutamente global, y sufriendo cambios acelerados. En un planeta necesitado de ideas en común, de multiculturalidad, de cooperación y entendimiento supra-continental, a nosotros nos da por reafirmar nuestra identidad, 'la tierrina', como si no la tuviéramos ya. Nos sumergimos en nuestro propio ombligo oxidado, y cada vez más viejo. Y mientras tanto, otros espíritus jóvenes de nuestra tribu, decididos y dueños de sus vidas, miran para adelante, dejan resignados su 'cachopu' en el plato y se van a otros lugares, puede que a aprender catalán. Vivir para ver.
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