El caos como política
Hemos reflexionado en un par de ocasiones sobre el veranito que ha dado la autopista 'Y' a todos los que tienen una casa en la ... costa y trabajan en el centro de esta región. Cómo había que hacer cálculos para salir a una determinada hora en que se evitase un atasco que chafase cualquier intento de tarde de playa.
Pero lo de esta semana ha sido el caos como forma política. El cierre total de la 'Y' ha incomunicado, literalmente, a la región. Y nadie explica porqué, y nadie pide disculpas. Se lo resumo en tiempos y recorridos. Oviedo-Gijón, por la AS-II, colapsada en la salida de Llanera, unos 50 minutos. Oviedo-Avilés, por el Alto de la Miranda, hasta Cancienes, entrando por Corvera y atravesando previamente Lugo de Llanera a 8 kilómetros por hora, aproximadamente una hora y cuarto.
Hay gente previsora, no obstante, que decidió acudir al ferrocarril dado que el transporte por carretera tenía mala pinta. Más de sesenta retrasos, más de veinte cancelaciones, la imposibilidad absoluta de prever cuándo se puede llegar a algún lugar de esta región, en una mañana, en una tarde ... certus an, incertus quando, que señala el brocardo latino.
Sinceramente no me creo que se pueda tener tan escasísima previsión. Que se corte la autopista la segunda semana de septiembre. Cierto que cualquier momento es malo, sin duda, pero, ¿de verdad que nadie pensó que no se puede dejar a la comunidad incomunicada internamente en una semana de trabajo a la vuelta de vacaciones? ¿De verdad es tan difícil ponerse en la piel del que tiene que llevar una furgoneta, un camión, un transporte público? ¿De quien tiene que llevar un niño a un colegio fuera de Oviedo?
¿Nadie ha hecho el más mínimo esfuerzo por plantear refuerzos de personal y trenes en previsión de que la principal vía de la región iba a estar inoperativa? ¿Nadie ha coordinado con la Guardia Civil de Tráfico para que cruzar Lugo de Llanera no fuera un tormento?
Si nadie ha pensado todo esto, caben dos posibilidades: o que no se le ocurra a nadie de los que nos manda, o que, realmente, le dé absolutamente lo mismo. No sé cuál de las dos opciones es peor.
Pero la realidad es que la falta de previsión o la absoluta ausencia de responsabilidad, o simplemente la dejadez, la pagamos los de siempre. Los que hemos llegado tarde, los que hemos conocido la carretera de Serín, los que hemos padecido carreteras y atascos, los que han visto que su tren no llegaba, los ciudadanos.
Dicen que la obra acaba en septiembre y que el AVE llega en noviembre. No sé qué decirles. Un desiderátum, simplemente.
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