Manual de concejales
A LA ÚLTIMA ·
En política, o tienes el don, innato o aprendido, de la parsimonia o mejor te retiras y te dedicas a la distribución de pizzas
Camina usted deprisa y con el cuerpo desordenado, habla como si fuera una ametralladora, con las palabras mordiéndose las unas a las otras, y dice ... que aspira a ser diputada o concejal, incluso sueña con hacer carrera política. ¿Ha perdido usted el norte? En política, o tienes el don, innato o aprendido, de la parsimonia o mejor te retiras y te dedicas a la distribución de pizzas, que ahí sí se valora la rapidez. Aunque todo se puede conseguir con un poco de esfuerzo y algunas lecciones como la que le proponemos desde esta columna.
Mire, en política, hay tres virtudes fundamentales: la potestas, que se ejerce con votos y no depende de usted; la auctoritas, que ya es más complicada por tratarse de un poder moral basado en el prestigio más que en el cargo; y, finalmente, la gravitas, que depende exclusivamente de usted y, si la tiene o la aprende, trae aparejadas las otras dos virtudes. Así que lo fundamental es que ensaye cuatro trucos para parecer grave e importante, para conseguir de manera artificial una dignidad severa que ya los romanos destacaban como la actitud imprescindible de los políticos y, resumiendo, se alcanzaba siendo estirado, tranquilo, distante y misterioso.
Resumamos, pues, la lección: si el 28 de mayo entra en un ayuntamiento o parlamento regional, deberá empezar a caminar lentamente e irguiéndose mucho, aunque le cueste; tiene que hablar muy despacio, sin atropellarse, casi como un antiguo magnetófono con las pilas gastadas, dando importancia sobrenatural a cada palabra, aunque solo diga sandeces. Con estas dos actitudes y configurando su WhatsApp para que no sepan cuándo lee los mensajes, tendrá mucho camino andado. ¡Venga, a entrenar!
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