Asturias necesita inversores, no planificadores comunistas
Las actuales Directrices de comercio son un brutal corsé al desarrollo económica de la región. No queremos una directiva diseñada 'ad hoc' para COTSCO, sino un entorno regulatorio amable
El anuncio de la revisión de las Directrices Sectoriales de Equipamiento Comercial llega tarde, muy tarde. En concreto nueve años y medio tarde, pues la ... fecha para su revisión expiró el 1 de enero de 2015, día tope establecido en la Disposición Adicional 1ª de la Ley 9/2014, de 17 de julio, de modificación de la Ley 9/2010 de Comercio Interior. Pero ya saben que los gobiernos socialistas, que tan rigurosos son con el cumplimiento de los plazos por parte de las empresas y los particulares, no lo son cuando son ellos quienes tienen que cumplirlos. Por otro lado, no podemos olvidar que las aparentes prisas para revisar las Directivas han venido forzadas por el caso COSTCO y el amago de revuelta concejil de alcaldes del propio PSOE: Pravia, Muros del Nalón, Valdés o Llanera, todos ellos liderados por el de Siero.
Así que el anuncio de su revisión en septiembre, sin dejar de ser una buena noticia, no es algo de lo que el señor Barbón deba presumir. En cualquier caso, parece que las líneas de la revisión apuntan a una mayor flexibilidad, si bien, a juicio de Vox, tendríamos que ir mucho más lejos y ser más ambiciosos. Asturias ya ha perdido demasiados trenes y no puede perder más.
No se pueden truncar las aspiraciones de los municipios a una mayor riqueza, empleo y prosperidad para sus vecinos por el capricho de unos burócratas del Principado o a la anomalía democrática de tener un consejero comunista en Ordenación del Territorio, quienes desde sus despachos enmoquetados deciden el futuro de nuestros concejos.
Las actuales Directrices son un marasmo indigerible. A lo largo del articulado se sucede un batiburrillo de criterios llenos de conceptos jurídicos indeterminados, abstractos, imprecisos e imposibles de objetivar cuantitativamente para poder autorizar un nuevo equipamiento comercial o su ampliación, tales como: «El interés social, expresado en la diversificación de la economía y mejora del entorno rural desde la perspectiva del desarrollo sostenible». Una regulación que da pie a las mayores arbitrariedades y a la corrupción ligada a la concesión o denegación de licencias, una corrupción que forma parte del ADN del PSOE.
La lista de restricciones y prohibiciones recogidas en las Directrices son interminables, unas restricciones que cercenan la propia planificación urbanística de los municipios. Por ejemplo, establecen limitaciones arbitrarias atendiendo a la superficie útil de exposición y venta al público, que unas veces es de 200 metros cuadrados, otras de 500, 600, 1.500, 3.500, 4.000, 6.000, 12.500, 15.000, 18.000, 22.000 o 30.300 ¡De locos! Y la lista de requisitos, clasificaciones y prohibiciones es exhaustivo hasta caer en puro 'kafkianismo': población de los municipios, las distancias, las cabeceras, las comunicaciones, lo que se puede o no vender o las dimensiones que pueden tener los equipamientos comerciales. Obviando, además, que quien tiene que considerar todas esas variables, y otras muchas, es el promotor del equipamiento, que es quien se juega su dinero. Y, por lo tanto, es el primer interesado en la viabilidad del proyecto.
Las Directrices son un brutal corsé al desarrollo económico de la región que obedece a una mentalidad planificadora de inspiración estalinista, parcelando y segmentando el territorio a su capricho y anulando la autonomía municipal. Tal es así que consiguieron que la capital comercial del Occidente asturiano esté en Galicia, al otro lado de la ría, en Ribadeo. Todo un éxito socialista.
Asturias necesita un marco regulatorio mucho más laxo y sencillo que de alas a la inversión y el empleo. Un marco del que todos los inversores se beneficien y que no sea un mero parche para dar solución a una empresa concreta con nombres y apellidos. No queremos una normativa diseñada ad hoc para COTSCO o quien sea. No nos gustan las legislaciones 'ad hoc', ni cuando se trata de amnistías para golpistas, delincuentes y corruptos, ni en este caso.
Debemos hacer una revisión de las Directrices que acabe con el asfixiante corsé normativo para siempre y para todos. No queremos privilegios para unos pocos, sino que Vox propone crear un entorno regulatorio amable del que todos podamos beneficiarnos.
¡Basta ya de poner trabas a la generación de riqueza!
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