Borrar

Se fue oscureciendo el cielo como no recordaba nadie. Se puso rostro amenazante con ademán de infligir un duro varapalo a tanta gente inadvertida e ... inocente: la riada a través de los barrancos que aguardaban con su munición destructora para bajar en tromba. Casas arrasadas sin ofrecer resistencia, campos desenraizados con el rejón más cruel, coches y camiones como marionetas en manos de los hilos invisibles de un caprichoso infortunio. De pronto todo se convirtió en un lodazal, donde el fango voraz se hizo con el escenario sembrando el miedo, el pánico, sin saber qué pasaba, ni por qué, ni hasta cuándo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio Un arca solidaria en el diluvio