Anita Sirgo, palabras mayores
JOSÉ MANUEL ZAPICO. SECRETARIO GENERAL DE CC OO DE ASTURIAS
Martes, 16 de enero 2024, 00:51
Anita Sirgo se nos ha ido. Y nos deja un sentimiento de orfandad, tanto en lo personal, porque la queríamos como a una madre, una ... de esas legendarias madres coraje inmortalizadas por Víctor Manuel, como en el sindicato, porque era una mujer de Comisiones Obreras, de los pies a la cabeza.
Su historia estará para siempre unida a las huelgas del 62. Allí estaban ellas, allí estaba Anita Sirgo, participando en los piquetes, arrojando maíz a los esquilores. La propia Anita nos lo recordaba en alguna ocasión: eran capaces de estar en casa cuidando de la prole y en las cárceles con los maridos, pero también en las calles, en las manifestaciones y encierros. Ella misma participó en uno de ocho días en la Catedral de Oviedo, y en otro en la sede del Arzobispado. Ella misma fue detenida, junto a Constantina Pérez, el 2 de septiembre de 1963 y trasladada a las dependencias de la policía en Sama, donde serían agredidas, retenidas más de un mes y donde les cortarían el pelo al cero. Una historia que recogió Amanda Castro en su cortometraje 'A golpe de tacón'.
Anita era una fuerza de la naturaleza, una mujer infatigable, a la que podías ver todavía con más de noventa años participando en concentraciones por las pensiones dignas, en movilizaciones por el empleo decente o la reindustrialización de las cuencas, en las manifestaciones feministas del 8-M... Y también en merecidos actos conmemorativos como el que se celebró el año pasado en Mieres para rendir homenaje a quienes protagonizaron las huelgas del 62.
Perteneció a una generación de mujeres de enorme valor, de fuertes convicciones y mayor entrega, que se levantaron contra las injusticias e hicieron frente a la dictadura. Anita Sirgo, Tina Pérez, Celestina Marrón, Lola 'la australiana', Carmen Garrido, Maruja Ramos... estuvieron en primera línea, al frente de la reivindicación cuando hacía falta, aunque muchas veces la Historia no las haya tenido en cuenta ni tratado como se merecen.
Mujeres que representan a muchas otras mujeres. Mujeres que abrieron la senda y nos enseñaron el camino con su tenacidad, su integridad y su ejemplo, a otras mujeres y también a muchos hombres. Mujeres que también fueron transgresoras de sus roles de género. Mujeres que merecen estar con nombre propio en la Historia del movimiento obrero, en la Historia de las conquistas civiles y laborales, en la Historia de nuestra democracia y de la lucha por la igualdad.
Maruja Ramos también era una de esas mujeres. Y el destino ha querido -ese destino a veces caprichoso y a veces tan certero- que el mismo día nos dejara también ella, que dedicó gran parte de su vida, junto a su inseparable compañero Félix Alberdi, 'Felichu', con el sindicato y con el partido, a luchar por los derechos y libertades que nos han traído hasta aquí, que han hecho posible la democracia y que seamos el primer sindicato del país.
Por eso la Historia, la Historia con mayúsculas y también la pequeña historia, la historia doméstica de las luchas de cada día, estaría coja sin ellas. Y dejan una huella enorme que nunca se borrará, que vamos a seguir.
Hoy vamos a despedir a Anita Sirgo como ella pidió, en las calles de su Langreo natal, junto a la gente a la que quería, junto a la gente que tanto la queremos.
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