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Oricios de Galicia

Miércoles, 22 de noviembre 2023, 00:27

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Uno, ¡ay!, lleva comiendo desde hace mucho tiempo espárragos de china, tomates de Marruecos, nueces de California, guisantes de Portugal, fabones de Chile, salmón de ... pisci... Uno, en fin, usa reloj japonés y, para los fríos y los calores de esta dichosa vida, pone la ropa que hacen los niños esclavos de la India. Ahora, y como dice tan acertadamente mi estimado amigo Adrián Ausín, periodista de EL COMERCIO, en uno de sus reportajes: «El oricio ha pasado de ser una seña de identidad gijonesa a, casi casi, un distintivo de clase». Se refiere mi amigo, en este caso, al oricio gallego, (que es el que aquí se vende) porque, en la Asturias de mis amores, este equinodermo lleva vedado 7 años, y, seguramente, (si el informe biológico es favorable) se levantará la veda para la pesca profesional, pero no para lo que la Consejería denomina pesca deportiva, que es la realizada en la llamada, tan cursimente, zona intermareal, o sea, el pedrero o pedreo de toda la vida. Y yo pregunto, señoras y señores, españoles todos, si estos funcionarios incurables de la Consejería, que parece que piensan con media frente, saben que al pedreo no baja ninguna tribu incendiara, sino poco más de cuatro jubilados de boina, mahón y alpargata, y que hay un humanismo del pedrero al que hace años ya empezaron a putear echando multas y casi juzgando por lo criminal al que atrapaban con una docena de oricios para merendar. Y es que aquí, en Asturias, entre pitos y flautas, han ido expulsando al aficionado pesquín de la llamada, ¡qué barbaridad!, «zona intermareal», llevando la prohibición de coger oricios en el pedreo como si fuera ya vitalicia. Oricios asturianos de pedrero como elemento épico y lírico de todas las bajamares en los noviembres, diciembres y eneros de nuestro libro de mareas. A mí, que quieren que les diga, estos oricios gallegos -lo digo sin querer faltar- me parecen (por muy buenos que estén) oricios apócrifos, lo mismo que los centollos franceses o el rodaballo y la lubina de pienso y piscina. Nuestro marisco astur tiene su magisterio, y la amistad se desarrolla muchas veces a su alrededor. A estas alturas, queda ya sólo para mirar y admirar, el precioso cuadro al óleo del pintor gijones Ventura Álvarez Sala titulado 'Pescadoras de marisco', ubicado en el Museo Casa Natal de Jovellanos. Para Ventura Sala, esa escena, tan gijonesa y marinera, valía más que mil palabras.

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