En vísperas
Dentro de unos días habrá a cambio de dioses (y de diosas) en Gijón, en Asturias y en toda España. Pero, al final, todos estarán ... convencidos (de alguna manera) de haber ganado. Para muchos, después de la alegría o la desolación del recuento del domingo, las declaraciones y contradeclaraciones se pondrán a funcionar por inercia, como el cuerpo de un gallo sin cabeza. Ahora, en estos previos días al 28 de mayo, pasan los políticos y las políticas por la radio y la TV recitando sus programas, todos previsibles, todos tediosos, dando la impresión de que ninguno ni ninguna se cree todo lo que dice. Los que preguntan parece que tampoco creen lo que preguntan. Artefactos parlantes hablando y escribiendo por mero oficio, sin alma. Los jóvenes, sin trabajo, volverán, claro, al domicilio de sus padres. Allí los encontrarán mirando los telediarios a los que asisten como el que asiste a una misa, quizá esperando una revelación. Pero las revelaciones ya no llegan a través de los telediarios.
En cuanto a los tertulianos, dan vueltas a los mismos asuntos como amarrados a una noria. Los de la tarde repiten los que han dicho los de la mañana, y los de la noche los que han dicho los de la tarde. Al día siguiente cargan la piedra de Sísifo y vuelta a empezar.
La verdad es que produce desazón escucharlos. Todo es circular, cansino y un poco desazonante. Aquí, dar caña, ser docto en pullas, usar pluma de buitre es muy rentable y normalmente útil. Y aunque las masas se animan con la verdad (¿qué es la verdad...?) también lo hacen con las calumnias, y no solo del vulgo, también del psicópata y el envidioso.
Lo cierto es que hay casos de corrupción en casi todos los partidos, especialmente en algunos. Cada vez caen más peces gordos en 'ronchel'. Pero también hay que decir que los políticos tienen más aguante que Santo Job. Meternos con ellos sale gratis en un país en que ponen querellas los usureros, los que dirigen clubs de fútbol, los millonarios de alcantarilla, las trotadoras de tele basura. Y no es que los políticos sean mansos, es que saben que responder con querellas es peor. La corrupción ha sido espesa y ancha, pero no vamos a meter en el petate a todos los alcaldes y alcaldesas. Los hay que son ejemplo de honradez y de vocación de servicio, sobre todo para quienes más lo necesitan. Y ojalá lo sigan siendo, si de nuevo repiten o son elegidos/as para una nueva singladura.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión