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Cuando toque hacer un resumen del año 2025 aparecerá el ascenso de categoría del Real Avilés Industrial como una de las grandes noticias del año ... para esta ciudad y para el fútbol asturiano en general. Dicen que Maradona dijo que «el fútbol es lo más importante entre las cosas menos importantes», frase también adjudicada posiblemente con más propiedad a Jorge Valdano, una persona con la cabeza más amueblada todavía que sus largas piernas de goleador. En cualquier caso, el fútbol es pasión dentro de un rectángulo de juego y es emoción fuera de él, el único espectáculo deportivo capaz de unir a un país entero y revolucionar una ciudad como acabamos de ver en Avilés.
El extraordinario despliegue informativo de LA VOZ DE AVILÉS para cubrir los últimos compases de la liga y los partidos de la promoción, además del seguimiento de las celebraciones tras el premio del ascenso –incluido el especial entregado ayer mismo–, hace innecesario abundar en los detalles, pero no está de más apuntar algunas cosas para reafirmarlas en algún caso y también para servir de orientación sobre lo que cabe esperar.
Creo que es de justicia hablar en primer lugar de la persona que ha hecho posible el sueño del ascenso: Diego Baeza. Hace cinco años se hizo con el club avilesino, pagó sus deudas, profesionalizó las estructuras de la entidad, no solo las deportivas, adecentó el Suárez Puerta... y sobre todo devolvió el interés a una afición que en los últimos años no había tenido ni un solo aliciente para acudir al campo. El mejor balance que se puede hacer de la gestión de Diego Baeza es que cumplió todo lo que anunció que iba a hacer, incluso superó las expectativas creadas por él mismo. El resultado es ese ascenso a una categoría importante, antesala del fútbol profesional, que estoy seguro que va a ser el nuevo objetivo de los próximos años, una vez asentado el equipo en esta Primera RFEF.
Para Avilés acaba de abrirse una nueva etapa importante en lo futbolístico, con una afición que ha demostrado que responde de forma extraordinaria en cuanto se le devuelve la ilusión de un equipo que compite y que tiene aspiraciones. Las casi 9.000 personas que llenaron el Suárez Puerta el sábado pasado fueron la mejor muestra, y las dos gradas supletorias de los fondos son la mejor imagen de ese ilusión y ese compromiso. Y también otra nota destacada: la marea de gente joven y de niños que han encontrado en el Real Avilés Industrial su propia señal de identidad deportiva, una revolución que se inició hace ya cinco años y que anuncia un crecimiento mucho mayor.
Para Avilés se abre también un capítulo especial con este ascenso de categoría. En primer lugar, una inyección de autoestima que siempre viene bien, sobre todo en estos tiempos dominados por gente esperpéntica que nos avergüenzan a todos, desde Washington a Madrid. En nuestro caso en particular, un 'subidón' realista que no necesita explicarse: lo hacen los números y la clasificación. El ascenso del club avilesino a una categoría casi profesional va a suponer una promoción de la ciudad entre las aficiones de veinte equipos pertenecientes mayoritariamente a Euskadi, Galicia y Castilla-León, incluso Cataluña. Viajes, comercio, hostelería, hoteles y servicios en una nueva dimensión. Y una nueva relación entre aficiones que seguramente van a ennoblecer a este deporte frente a los espectáculos a los que nos han acostumbrado la competiciones internacionales.
Diego Baeza ha cumplido, el Real Avilés ha cumplido, la afición ha cumplido, la ciudad ha cumplido. Ahora se necesita que otros cojan la ola de este momento de euforia tras el éxito deportivo obtenido. Ayuntamiento –esperemos que la Seguridad Social dictamine de una vez que ya no hay deudas del club, que era el parapeto o la disculpa de las administraciones regional y local para su falta de apoyo–, tejido empresarial, comercial... En todo caso, la nueva categoría va a dar paso a otros protagonistas en esos apoyos y patrocinios. También en el fútbol hay nuevos escenarios, recetas diferentes, más personas involucradas. Lo veremos. Se abre una nueva etapa ambiciosa en todos los sentidos.
En estos cinco años que han pasado desde la llegada de Diego Baeza al Real Avilés Industrial, uno sigue insistiendo en ese lunar que supone que la ciudad deportiva del club avilesino no se vaya a construir en Avilés. Es un error garrafal. No es cuestión de volver a repetir lo que uno ya ha escrito –está en la hemeroteca– y que conocen sobradamente la alcaldesa de Avilés y su equipo (¡qué disculpa tan pobre la de que no hay terreno en el concejo para esa ciudad deportiva!), el propio Diego Baeza y el alcalde de Corvera. En vista de la escasa-nula reacción que ha habido en este sentido en Avilés, al menos que quede constancia de lo que a mi modo de ver constituye una ofensa en toda regla. Y a partir de ahí, todo lo demás, grandes noticias para Avilés que hay que celebrar.
La semana nos dejó la triste noticia del fallecimiento de Andrea Riesgo, una niña castrillonense que fue diagnosticada a los dos años con el síndrome de Sanfilippo, una enfermedad rara a la que hizo frente gracias al esfuerzo de sus padres, su familia, sus amigos y la sociedad en general. A los diecisiete años nos ha dejado su sonrisa y el valor de la esperanza, a la espera de esos avances de la medicina en los que todos confiamos. En este momento también es digno de destacarse el cariño y la dedicación que LA VOZ DE AVILÉS prestó a éste y otros casos gracias al empeño y al seguimiento que hicieron profesionales como Alberto Rendueles y Fernando del Busto.
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