Vuelta a la Feria
La presencia de Avilés en la Feria de Muestras es ya un éxito, pero su oferta debe ser mucho más ambiciosa en el futuro
Avilés ha vuelto a la Feria de Muestra de Asturias diez años después. Misión cumplida. La ausencia de la tercera ciudad del Principado, el territorio ... clave de la industria de esta región, el modelo de resiliencia para alumbrar un espacio en el que se combina innovación con la presencia de empresas punteras en energías renovables y anuncios de importantes inversiones en los procesos de descarbonización, más el desarrollo imparable del segundo puerto del Estado, no podía estar ausente del mayor escaparate anual que se celebra en esta región. Y eso solo en lo referido al aspecto económico. Hay otro mundo, el social, el cultural y hasta el deportivo que también reúne la suficiente categoría como para poder 'enseñarlo'.
La ciudad comparte estos días el estand con el de la Autoridad Portuaria, por cierto, pared con pared con el de Asturiana de Zinc, una de las compañías claves de la industria asturiana, que también tiene sus propios proyectos de descarbonización. El estand se comparte con otros muchos en un espacio amplio, aunque su ubicación en el centro y su luminosidad capta enseguida la atención del visitante.
La oferta que se ofrece consiste en una aplicación interactiva en 3D, muy sencilla de manejar, en la que sobre un mapa de todo el territorio se puede acceder a 39 puntos de interés con imágenes de 360 grados, incluidos algunos audiovisuales. Entretenido, didáctico, espectacular en algunos casos, por ejemplo el referido al puerto y la margen derecha con el dominio del mundo eólico.
Seguramente se podrían haber añadido más cosas. La sensación es que informativamente el estand se queda corto porque no hay ningún tipo de folleto que dé pistas sobre cuestiones como la cultura, el ocio, las fiestas, los conciertos, las citas gastronómicas, la nueva comunicación de la alta velocidad... todas esas cuestiones que conforman el puzzle de una ciudad atractiva en el centro de Asturias, más allá de la importancia de su tejido empresarial y de innovación.
En esta parte de exposición y de dar con la fórmula de un estand atractivo que sirva para atraer al mayor número de visitantes, que al final debe ser el mayor objetivo, uno tiene dudas, seguramente fruto de la ignorancia en este tipo de ferias y sobre los gustos de los visitantes. Si de lo que se trata es simplemente de acaparar la mayor atención posible, todo el mundo coincidirá –y que nadie se lo tome como una crítica– que la oferta gastronómica de la feria es la que se lleva la palma. El 'bocadillo de calamares', guste más o menos, es una de la señas de identidad de esta cita anual de agosto en el recinto gijonés.
El viernes, sobre la una de la tarde, en plena efervescencia de público –y ya no digamos de actos oficiales, en los que el Gobierno del Principado ha encontrado una mina para 'vender mi libro' aún a costa de atropellarse para poder estar casi en dos o tres sitios a la vez–, a esa hora decía, estábamos exactamente siete personas en el estand de la Corporación Masaveu y de la Fundación María Cristina Masaveu, fieles a la cita desde 1998. Este año ofrecen una exposición que lleva por título 'Masaveu en Estados Unidos' para ofrecer una mirada sobre su presencia en los sectores inmobiliarios, energético e industrial, con imágenes de dos espectaculares edificios de oficinas de su propiedad, la Torre BBVA Compass de Houston y el KPMG Building de Dallas. Pero a la vez, y aquí está la clave, el estand ofrece una selección de arte perteneciente al fondo de las colecciones del universo Masaveu. Se trata de diez obras de ocho figuras estadounidenses internacionales, protagonistas de las principales tendencias artísticas del siglo XX. Entre otras, una de Andy Warhol perteneciente al conjunto de la sopa Campbell que convirtió al artista estadounidense en el icono del arte pop. Y junto a ella, otras de personalidades como Sol Lewit, Joel Saphiro o Alexander Calder.
Ignoro si al final de la Feria de Muestras se tienen datos de visitantes de cada uno de los estands. Me gustaría conocer los de esta apuesta de la Corporación Masaveu, pero dudo mucho que vaya a figurar entre las más destacadas en cuanto a aceptación popular, pese a que será difícil encontrar en todo el recinto algo más espectacular y de mayo valor.
Volviendo a la participación de Avilés, uno se queda con lo principal: Avilés está en la Feria. Avilés es objeto de visitas oficiales, lo que conlleva hablar de la ciudad, de poder exponer su realidad y sus proyectos, de que por fin no se quede atrás, sin discurso, sin imagen, respecto a otras ciudades y concejos asturianos que aprovechan este escaparate para promocionarse.
A partir de este año habrá tiempo suficiente para reflexionar sobre si la Feria de Muestras de Asturias es un el escaparate idóneo del verano asturiano para hacer una apuesta mayor, la de contar con un estand propio como los de Gijón y Oviedo, que permitan organizar numerosas actividades, la de programar un 'Día de Avilés en la Feria', y la de elegir cada año un asunto concreto para desarrollar: el casco antiguo, la cultura, la historia medieval, el Centro Niemeyer-Palacio Valdés, las fiestas, la innovación, la industria... Ese será el reto para el futuro. De momento, la vuelta a la Feria diez años después es lo verdaderamente importante.
Y un apunte final. El jueves, AsturiasInnova+ organizó en la Feria una jornada sobre 'Descarbonización industrial. Contratos de adhesión con Asturias'. De las cuatro multinacionales participantes, Cementos Tudela Veguín-Masaveu Industria, DuPont, Asturiana de Zinc y ArcelorMittal, tres operan en el ámbito territorial de Avilés. Y el Comisionado del PERTE es avilesino. Datos para todos.
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