No es normal. Que San Lorenzo vea cómo parte de su arenal aparece ennegrecido cada dos por tres por la llegada de carbón a la ... playa, no es normal. Ver cómo las primeras escaleras del paseo del Muro lucen totalmente negras en pleno septiembre, no es bueno para la ciudad ni para el turismo. Pero lo peor de todo es que se trata de una estampa que, pese a ser deplorable, no parece indignar a Gijón lo suficiente como para reclamar una solución allí donde hiciera falta.
Cierto es que el verano está tocando a su fin y que San Lorenzo ya no recibe a los cientos de turistas que disfrutaron de los soleados días de julio y agosto, pero la negritud que días atrás se volvió a ver en la playa poco invita a caminar o disfrutar de ella, ni siquiera para hacerse un 'selfie' o un 'tiktok'. Desde hace tiempo ya, sabemos en Gijón que la culpa de esas enormes manchas de carbón no solo la tiene el 'Castillo de Salas', que encalló en la costa gijonesa en enero de 1986. El buque cargó con toda la responsabilidad durante décadas, hasta que un estudio del Incar determinó en 2020 que había más de un culpable en esa ecuación y apuntó su quilla hacia El Musel.
«Seamos serios», reclamó este jueves la Federación de Vecinos (FAV) de Gijón, que pide acabar con este lastre de una vez por todas. Dejemos de enredar porque el carbón sigue llegando a la playa y ya han pasado 39 años de lo del 'Castillo de Salas'. Por mucho que nos quieran convencer de lo contrario, que San Lorenzo amanezca negra de carbón no es tipismo. No es normal.
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