La sidra y los colegios
La pretensión del Gobierno del Principado de introducir la cultura sidrera en el currículo escolar y, por ende, en los colegios, me parece, cuanto menos, ... imprudente. Que hayamos conseguido el reconocimiento de la Unesco con la declaración de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, no nos otorga carta blanca para convertir el consumo de sidra en un asunto baladí. Y, mucho menos, que entre en la escuela por la puerta grande, de la mano de materiales didácticos como el pretendido 'juego de la sidra' para acercar los vericuetos de la cultura sidrera a los alumnos mediante cómics folixeros y otros formatos lúdicos.
Ojo, no soy una 'ayatolá' de la sidra, ni una 'hater' del culín, pero promocionar el consumo de alcohol (y la sidra lo es) desde la infancia, no creo que sea acertado. Afortunadamente, se comienzan a oír voces autorizadas que se animan a decirlo alto y claro. La Asociación Asturiana de Pediatría de Atención Primaria acaba de mostrar su rechazo a llevar contenidos de sidra al currículo escolar. «Las instituciones del Principado deberían mantener una postura coherente y alineada en materia de salud pública, evitando mensajes contradictorios, que puedan fomentar la banalización del consumo de alcohol». Esto es lo que dicen los pediatras. Hace diez años, tras duras presiones y en supuesta atención a 'intereses regionales', Asturias decidió excluir la sidra y el vino de Cangas de la Ley del Alcohol que prohibía a los menores de 18 años comprar bebidas alcohólicas. No cometamos el mismo error.
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