Un legado imborrable

Como alcalde, me siento muy apenado por el repentino fallecimiento de la librera más querida de nuestra ciudad y el alma de la Librería Cervantes, una de las más importantes, no solo de Asturias, sino también de toda España.

Conchita trabajó incansablemente en su librería, mucho antes -incluso- de que tomara las riendas del negocio tras la muerte de su padre. Cervantes era su vida porque los libros, más que una vocación, eran su pasión.

Desde su librería, ayudó a muchos de los escritores que hoy conforman las letras asturianas y dinamizó, como pocos, la vida cultural y literaria de Oviedo. Todo lo hizo con ese carisma especial que tanto la caracterizaba y que solo las mujeres valientes como ella tienen.

Porque Conchita Quirós era una mujer luchadora, trabajadora, emprendedora y muy adelantada a su tiempo. Fue pionera en toda su trayectoria profesional y, por eso, su legado en Oviedo será imborrable. Hizo tanto por nuestra ciudad, a pesar de no haber nacido en ella, que los ovetenses siempre estaremos en deuda con Conchita. Deja, desde luego, un vacío irremplazable, pero también muchos buenos recuerdos.

Ir a la Librería Cervantes sabiendo que no estará, no será lo mismo, pero estoy seguro de que su espíritu permanecerá por siempre en su exitoso negocio, por el que tanto luchó y trabajó; el que fue su hogar y también el de muchas generaciones de ovetenses que, como ella, aman la lectura.

La Librería Cervantes celebrará este año su centenario, el que Conchita afrontaba con tanta ilusión, pero, lamentablemente, tendrá que hacerlo sin ella. Su recuerdo, sin embargo, será eterno. Descansa en paz, Conchita.