Con la música a otra parte
También en el occidente del Principado ha saltado otra noticia, no trágica pero inquietante y lesiva de los intereses vecinales y, significativamente, de los jóvenes educandos musicales. Me refiero al cierre de la Escuela Municipal de Música de Tineo
Todavía impactado por el nuevo y trágico accidente laboral, ahora en Coaña, me pregunto, como creo que estamos haciendo todos, comenzando por los sindicatos, por ... qué seguimos padeciendo, en 2025, con tanta norma protectora de la seguridad en el trabajo y de la licitud de los trabajos, estos dramas reiterados y hasta frecuentes. Dado, en este caso, la diversa procedencia de fallecidos y hospitalizados, el dolor golpea no pocos puntos de Asturias, amén del propio concejo coañés. Como tantas veces, alguna bien reciente, amén del restablecimiento de los heridos y el apoyo de todo orden a los familiares de las víctimas, sólo cabe pedir verdad, justicia y reparación. Reparación, hasta donde es posible; verdad mientras esta no se enturbie por espurios intereses electorales y justicia, en tanto que las togas puedan actuar con independencia y solvencia técnica.
También en el occidente del Principado ha saltado otra noticia, no trágica pero inquietante y lesiva de los intereses vecinales y, significativamente, de los jóvenes educandos musicales. Me refiero al cierre de la Escuela Municipal de Música de Tineo, tras décadas de funcionamiento satisfactorio. La razón es evidente y simplista. Se clausura el centro porque, con tres profesores en nómina municipal, el gasto asciende a 66.000 euros, según me dicen, en un presupuesto anual, aprobado el jueves, de doce millones de euros. Se amortizan las plazas y se busca a un privado que realice gestión indirecta del servicio. La alcaldesa habla de una gestión público-privada; algo que, en nuestro país, en general, no ha sido precisamente un éxito y lo más fácil es que, a lo sumo, se quede la cosa jurídicamente en una concesión del servicio. O en una total liberalización, aunque dudo que nadie lo intente sin tener apoyo y subvención del Ayuntamiento. Me da pena esta inseguridad del alumnado y de sus padres. Y de los que vengan en el futuro. Asturias es una región con un elevadísimo nivel musical y una afición admirable en ciudades villas y pueblos. Orquestas, coros, bandas, destacados solistas, son uno de los emblemas culturales del Principado. ¿Y qué decir de Tineo, quizá el municipio con más notables personalidades allí nacidas a lo largo de la historia y hasta el presente? En los próximos días saldrá a la luz una obra colectiva sobre Riego, que tuve el honor de coordinar, fruto de un ciclo programado hace casi dos años por el RIDEA –que también lo hizo con Campomanes– y la Real Academia Asturiana de Jurisprudencia. Ellos, como Eugenia Astur, Fernández Negrete, Maldonado, Tirso Gómez Piñero (del que el Consistorio no quiso saber nada hasta la fecha) y tantos otros hasta hoy mismo (García Linares, Fernández de la Cera, Xuan Bello, Antón García…), me figuro que sentirán o sentirían orgullo del progreso de su concejo y decepción ante este retroceso cultural. Porque la enseñanza pública está abierta a todos y hace más cultos, capaces e independientes a quienes a ella se acogen.
Es cierto que la enseñanza –y en concreto la referente a conservatorios y escuelas musicales– no es una competencia de los ayuntamientos, de las consideradas obligatorias por la ley de régimen local de 1985. Curiosamente, caso de la Constitución de Cádiz, inicialmente eran las corporaciones locales las encargadas de unas escuelas donde, entre otras cosas, se enseñaba a leer y escribir. Pero, actualmente, las municipalidades se limitan, con ayuda autonómica o provincial o como competencia impropia, de complementar la red de conservatorios de titularidad supralocal. En Asturias no son pocas estas escuelas, siempre con la espada de Damocles de la rentabilidad encima, como me explicaba con rigor el director de la de Vegadeo, don José Luis Álvarez Braña.
Citaba la ley local que acaba de cumplir cuarenta años y que, en sus numerosas reformas (alguna lamentable para Asturias), nunca se acordó de incluir la palabra 'juventud' entre las atribuciones de los ayuntamientos, pese a que todos tienen una concejalía con ese nombre o esas atribuciones. Pienso en la amenaza sobre las enseñanzas no regladas de música y creo que ese olvido penoso tiene mucho que ver con la libertad con la que un ayuntamiento pueda prestar este servicio tan excelso –y nada caro– a sus vecinos en edad formativa.
Por sus frutos los conoceréis y quien hace propia la formación de niños y adolescentes en música, teatro, danza, artes plásticas, talleres literarios, se retrata a sí mismo. Y quien opta porque la carga (y el beneficio) quede en manos privadas, también se retrata. Y cuando, con esta privatización, de nombre maquillado, se dice que se liberaliza el servicio, lo que se quiere decir es que las alcaldías se liberan de costear un servicio, para emplear la partida en otras cosas y que salga el sol por Antequera.
Usando la expresión coloquial, se van con la música a otra parte. A otro concejo cercano, a las grandes ciudades con conservatorio superior o profesional… Menos mal, que, para descargo de su conciencia, pensarán que a la juventud le queda el Tik Tok, que no le cuesta un céntimo a las arcas municipales.
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