Retrato efímero de familia
Esta fotografía de Leopoldo Alas Argüelles, su esposa y sus hijas es representativa del devenir impredecible de tantas familias españolas hace noventa años
Inserto esta fotografía, poco conocida y que ayer se incluyó en el breve vídeo biográfico de Leopoldo Alas Argüelles, en el acto de entrega de ... medallas y títulos con ocasión del Día de Asturias, porque es representativa del devenir impredecible de tantas familias españolas hace noventa años.
En 1976 se estrenó la película 'Retrato de familia', dirigida por Antonio Giménez-Rico, que era una lograda adaptación de la novela 'Mi idolatrado hijo Sisí', de Miguel Delibes, y que también se refería a esa época que aún sigue marcando a las generaciones presentes, quizá porque quedan cosas dolorosas por cerrar. El retrato que acompaña e induce a estas líneas, es, en sentido literal, una instantánea. Un momento feliz de una pareja y sus dos hijas, ajenas a lo que, de inmediato, iba a empezar a suceder, en una espiral de destrucción inmisericorde.
La foto está tomada en la casa que el matrimonio –mis abuelos maternos– tenía en Mieres. Justamente, en las mismas fechas del año en que ahora nos encontramos. Pero de 1934.
Leopoldo y su mujer, Cristina Rodríguez Velasco, se habían conocido allí. Ella era oriunda de Paxío y. como sus hermanas, una extraordinaria estudiante. Toda su familia, más reconocida o más humilde, estaba vinculada a la minería. Maestra vocacional, a la que su alumnado aún recuerda enseñándole a entonar canciones asturianas. El matrimonio fue feliz, aunque por poco tiempo, al tener que afrontar una vivencia desgarradora: su primogénito, murió súbitamente con sólo ocho meses.
Pero lograron superar, en cierta medida, tan dura prueba, con la llegada de sus hijas Cristina (mi madre) y María Paz. En la foto son, respectivamente, la niña rubia, entre sus padres y la morena del primer plano.
Leopoldo había tenido importantes responsabilidades políticas en la misma militancia que Azaña, aunque hasta la Dictadura de Primo de Rivera había sido miembro del PSOE. Pero en 1934 estaba alejado de las contiendas electorales y dedicado en cuerpo y alma a la Universidad, de la que era rector. Una institución donde aún surgían epígonos del gran Grupo de Oviedo. No pocos con tan desventurado futuro como Alas Argüelles, aunque desde distintos odios y padecimientos (Arias de Velasco, Beceña, Traviesas o el mismo Melquíades Álvarez).
Esa Universidad luminosa del tránsito de siglos se vino abajo un mes después de tomada la fotografía, con la destrucción de la Universidad en los atroces sucesos revolucionarios de octubre. El rector los vivió de cerca, ya que su casa –en Altamirano, 8– estaba a pocos metros. Esa devastación supuso para Alas, por diversos motivos, un inmenso dolor y una irreparable decepción. Pero junto al claustro y no pocos asturianos generosos, algunos desde Madrid, logró levantar el edificio y la donación de importantes fondos bibliográficos venidos de media Europa. Las clases iban a reanudarse en octubre de 1936, pero todo se fue al traste con el levantamiento militar de julio.
Es conocida la detención, el proceso y la ejecución de este asturiano, involucrado en tantos proyectos culturales, acreditado feminista y, aunque sea una anécdota, antitaurino y amante de los gatos. Especialmente del suyo, que no quiso vivir cuando su amigo humano cayó abatido en los muros de la antigua Cárcel Modelo, hoy Archivo Histórico de Asturias.
¿El resto de la familia? La hija mayor, a la que el golpe de estado sorprendió en Mieres, pudo incorporarse al éxodo de niños exiliados. La esposa y la niña pequeña padecieron, como todos los ovetenses, las penalidades y sufrimientos del cerco a Oviedo. Hambre, agua contaminada, bombardeos… Y en su caso, como el de todos los sospechosos de ser de izquierdas, un doble cerco, ya que para los identificados con el pronunciamiento del coronel Aranda estaban bajo sospecha y ayudarlos era una heroicidad, aunque no faltaron personas buenas, valientes y acogedoras. Terminada la guerra, en la pobreza más absoluta, la maestra fue depurada, como era norma para los funcionarios.
Pasaron años hasta que los restos de la familia pudieron reagruparse y salir a flote. Lo que no puede ni imaginarse viendo los rostros sonrientes de la fotografía. Una imagen que es un simple ejemplo, pero el vivo retrato, de tantas familias españolas destrozadas por tan tristes episodios de nuestra historia.
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