Una situación anómala
Los aficionados del Sporting que llevan años fieles a la entidad suelen ser celosos con su número de abonado. Es un valor asociado a la ... antigüedad, una insignia de fidelidad de la que pueden presumir.
La numeración de los listados del Sporting no es real. En todos los casos, salvo el número uno, Miguel Ángel Fanjul Calleja, tienen un guarismo en su recibo superior al que les corresponde, porque hay socios fallecidos cuyas familias conservan el carné del Sporting como una reliquia, lo que priva al resto de una adaptación del orden correlativo.
De los primeros 25 abonados del listado del Sporting, hay once fallecidos. Uno de ellos murió en 1992 y otros dos, en 1996. Salvo tres que perecieron en el primer semestre de 2024, el resto desaparecieron en las dos primeras décadas del nuevo siglo.
El carné del Sporting, según requisitos de la propia entidad, es personal e intransferible. Se tiene referencia de que algunos recibos son utilizados con frecuencia. El club nunca fue minucioso en este aspecto. Incluso en la actualidad parece normal que una persona acceda al interior del estadio con un recibo a nombre de otra. Esta circunstancia desaparecería si se instala un reconocimiento facial, pero quizá sería un problema con los no socios.
Esta anómala situación resulta molesta para algunos abonados. Los socios con los números 2, 4, 7, 8, 9, 10, 12, 16, 18, 20 y 24 están fallecidos, con documentación certificada que tramitaron algunos de los más veteranos. Si se llevara a efecto una reestructuración, el socio 25 pasaría a tener el número 14 y el 17 sería el 6. Y así, con el resto.
Este caso fue expuesto en su momento a la propiedad anterior. Recientemente se le notificó la queja a David Guerra. De momento, la 'planta noble' del Sporting ni contesta.
Desde el desembarco de Orlegi en Mareo, se le dan importancia a las parafernalias del nuevo fútbol, apoyado en las redes sociales, la chavalería, las actividades sociales y benéficas, actuaciones musicales en los partidos, además de una sensibilidad especial con cualquier suceso que pueda generar un impacto en los medios informativos. Sin embargo, este caso anómalo que afecta, sobre todo, al orgullo de los socios más veteranos, no se tiene en consideración.
Es comprensible que al señor Guerra Gómez le sorprenda, por su inexperiencia en el complicado mundo del nuevo fútbol, pero podría apoyarse en sus asesores más cercanos, que seguro que saben mucho más del Sporting y sus entresijos que los mexicanos que dan órdenes por videoconferencia, a golpe de mando a distancia.
Es posible que para el señor Irarragorri, pese a su trayectoria de 19 años en el fútbol, le suene a chino. Solo ve lo que huele a ingresos de dinero. Debería tener en consideración la fidelidad y los sentimientos de los más veteranos del lugar.
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