Una operación beneficiosa
PLAZA MAYOR ·
En 1982 el Ayuntamiento de Gijón pagó al Ministerio de Defensa 175 millones de pesetas por el cerro de Santa Catalina y el cuartel de ... El Coto. Actualizada con el IPC, esa cantidad equivaldría a 4.749.798 euros. En agosto de 1993 el Ayuntamiento gijonés adquirió al mismo ramo del Estado los terrenos del campo de tiro de La Providencia por el precio de 56 millones de pesetas, 700.000 euros de hoy, en números redondos.
Ahí al lado, en Oviedo, el alcalde de la capital, Canteli, acaba de desplazarse a Madrid para firmar con Defensa -la ministra, Margarita Robles- y el Principado -su presidente, Adrián Barbón- un protocolo, previo al convenio definitivo, en virtud del cual el ayuntamiento ovetense se haría con la propiedad del 75 % de los 120.000 metros cuadrados de la superficie de la que fue Fábrica de Armas de la Vega. Del precio de la transacción solo se ha publicado que es en especie: la autorización a Defensa para construir mil viviendas (está por ver cómo se ejecutará esta parte de la operación, pero, dado que el referido ministerio no es una inmobiliaria, se supone que venderá el permiso de construcción al mejor postor). Pero Barbón puntualizaba anteayer que el Principado, al igual que el Ayuntamiento, hará una pequeña aportación económica al proyecto. No precisó su cuantía. En cualquier caso, se está ante una operación de indudable beneficio para Oviedo.
No hay recuerdo de que en 1982 y 1993, cuando el Ayuntamiento de Gijón pagó, y no poco, por la recuperación de los terrenos de uso militar en el municipio, se diera una participación de la Administración autónoma tan comprometida con la causa como la personalizada por el presidente del Principado en la operación ovetense. No había habido siquiera elecciones autonómicas y el concejo gijonés tuvo que trabajar a fondo y -en el plano regional, en solitario, como suele- para conseguir sus objetivos. Esto lleva a concluir sin esfuerzo que Canteli manda mucho en Asturias.
Mucho manda, pero no en todo, porque sigue adelante el proceso para trasladar los estudios de Ingeniería de Minas al campus de Mieres, decisión que, por razones obvias, no cuesta instalar en el ámbito de la racionalidad si se trata de utilizar los recursos disponibles. Habría que anotar, pues, como una derrota del alcalde ovetense el hecho de que no se resuelva a su gusto la pugna establecida con la mayoría de quienes gobiernan la Universidad asturiana. No le pareció suficiente, en su voracidad insaciable, en línea con quienes le precedieron en el cargo, la concesión a Oviedo del grado de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.
Mientras, en Gijón, continúa la exhibición del muestrario de posibilidades sobre la ejecución de las obras del intercambiador de autobuses proyectado en la zona del Humedal por el Gobierno regional, con financiación a base de fondos europeos. Parece indudable que puede servir para mejorar los servicios de Emtusa. Y será beneficiosa para el usuario la concentración como lugar de partida y llegada de las líneas regionales hoy dispersas por el territorio de la villa. Pero esas líneas solo son cinco, que se sepa, y no tienen un gran volumen de viajeros.
Las grandes líneas pertenecen a Alsa. No se conoce la respuesta cuando se pregunta si todas ellas, más las interregionales, utilizarán en todos los casos, además de parar en el intercambiador, la estación de la gran empresa asturiana de transporte de viajeros por carretera que está a menos de cien metros. Habría que explicarlo.
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