Por el camino de la singularidad

Lo podría decir la ministra de Hacienda María Jesús Montero: «Marchemos todos, yo la primera, por el camino de la singularidad fiscal». La singularidad se ... inicia en Cataluña, a la que se cede, en virtud de los acuerdos de investidura de Illa como presidente de la Generalidad, recaudar el cien por cien de los impuestos. Y como la idea debe ser muy buena, progresista, igualitaria y solidaria, desde el Gobierno se sugiere llevar esta singularidad a todas las comunidades. Una contradicción semántica. Si singular es lo único, lo raro o lo extraño, no sé como se puede entender esta orgía comunitaria de singularidades. Pero sobre todo una contradicción económica, ya que salvo en el primer estadio de las estafas piramidales, nunca todos ganan. El gijonés Ángel de la Fuente es uno de los expertos en financiación autonómica. El director de Fedea (Fundación de Economía Aplicada) sabe de números, es independiente y además posee esa cortesía del sabio que es la claridad expositiva. En otras palabras, cuando Ángel habla o escribe sobre temas complejos, se le entiende bien. Todo lo contrario a Montero, que hace de lo simple un misterio. El jueves, en una entrevista, Ángel de la Fuente habla con prudencia y objetividad, de la singularidad catalana, llámese concierto o desconcierto. Comenta las consecuencias para otras comunidades, que o suben impuestos o ajustan el gasto; precisa que no hay que confundir la bajada de impuestos –lo que nuestro consejero Peláez, que Sánchez guarde y eleve, llama dumping– con política fiscal autonómica, y señala quiénes serán los perjudicados de esta aventura impositiva. Las comunidades de menor renta y más envejecidas, factores en los que Asturias juega con muchas papeletas.