En la obra teatral 'A puerta cerrada', el escritor Jean Paul Sartre introduce por toda la eternidad a tres personajes en una habitación. Los tres ... están condenados a observarse, a mirarse entre sí. Una intromisión que concluye con la idea de que el infierno no es fuego y azufre. «El infierno son los otros». Pues bien, yo prefiero mil veces más a ese otro que veo, que a la voz anónima e invisible que me ofrece rebajas inusitadas y ofertas increíbles. Las llamadas de los móviles han invadido sin permiso los escenarios del ocio y las esferas de la vida privada. Por eso, el infierno no son los otros; son las llamadas disruptivas de los móviles.
La peor ley es la que se promulga sin la intención de que no se cumpla. Hace un año que yo, pobre iluso, tuve una ilusión legal. La nueva Ley de Telecomunicaciones, entrada en vigor el 30 de junio del 2023, prohibía taxativamente las llamadas no deseadas. ¡Que si quieres arroz, Catalina! Las llamadas no solo disminuyeron, sino que luchar contra ellas es una tarea imposible. Si las añades a la lista negra, llamarán desde otros números tanto las compañías telefónicas como las gestoras que nos anuncian rebajas en la electricidad.
En la última semana, los móviles estuvieron especialmente bravíos, y no sólo en lo personal, sino en los espectáculos colectivos. El miércoles, en el Auditorio, no había adagio lento y pianissimo tocado por Ignaci Cambra o, en menor medida Maria Joâo Pires, sin el contrapunto disonante del móvil impertinente. El jueves, en el Campoamor, los móviles o el móvil, la llamada reiterativa fue casi siempre igual, acompañaron a Beatriz Díaz que en su dúo con Damián del Castillo decía «Tengo una angustia de muerte» y sonaba el móvil, o al inconmensurable actor Mario Gas. Empezaba Mario a recitar las bondades de La Mancha y ring, ring. Siempre en el peor momento. Indudablemente, los consejos para que apaguen los móviles no funcionan. Sin llegar al pelotón de fusilamiento, habría que tomar medidas más radicales para controlar las llamadas. Tanto las no deseadas, como las que se hacen en los teatros.
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