El muro de Adriana
Sin ser una balsa de aceite, las relaciones políticas en Asturias discurren, salvo excepciones puntuales, por caminos tranquilos. A Adrián Barbón a veces se le ... achaca cierta blandura y falta de energía en la defensa de los intereses del Principado frente a algunos actos del Gobierno –las modificaciones llevadas a cabo por el Ministerio de Infraestructura en el vial de Jove de Gijón son un ejemplo de ello–, sin embargo, es indudable un tono personal amable que favorece el equilibrio y la distensión. Incluso en un tema que produce fricciones en la sociedad asturiana como la propuesta de triple cooficialidad –castellano, asturiano central y eonaviego–, hay una clara transversalidad en las opiniones. Conozco a muchos socialistas, en contra, y algunos conservadores a favor. Recordemos que hace dos años, una de las firmas más influyentes en contra de la cooficialidad fue la de Rodríguez- Vigil, militante y expresidente socialista.
Aquel muro propuesto por Sánchez tiene poco predicamento en una comunidad equilibrada y centrada. Levantar un muro frente a «la fachosfera», es decir los que no piensan como él, a no ser que sean independentistas ultramontanos o de izquierdas, no dejan de ser una ilustre memez. El «muro», en Asturias, era demasiado poroso hasta que en eso llegó Adriana Lastra, delegada del Gobierno, en plan comandante y mandó a parar.
En una semana, Adriana ha intentado poner tres ladrillos como tres soles para el reforzamiento del muro. A saber, no hablar ni saludar en público «ni en privado» a Vox; el asunto de la misa de Covadonga y la acusación, directa y exclusiva al PP asturiano, de no haber aprobado el techo de gasto del Gobierno, tumbado precisamente por Junts (Puigdemont) del que Adriana se olvida. Creo que Adriana se equivoca. La delegada del Gobierno no está para levantar muros, sino para establecer concordias y limar asperezas entre Gobierno Central, Autonómico y Local. Precisamente, en septiembre reflotará una muy fuerte con el «trilerismo» de Infraestructuras en Jove. Me imagino que después de su entrada como elefante en una cacharrería, Adriana, moderará el tono y pasará del muro, que de una manera un tanto brutal quiere construir.
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