Una remodelación de trámite
Los cambios en el Gobierno de Sánchez auguran continuismo en una recta final de legislatura que no debe darse por amortizada
Pedro Sánchez anunció ayer los nombramientos de José Manuel Miñones y Héctor Gómez como ministros de Sanidad e Industria, en sustitución de Carolina Darias y ... Reyes Maroto, que abandonan sus puestos para optar a las alcaldías de Las Palmas y Madrid. Desde que ambas fueron nominadas han trascurrido cuatro meses en los que han debido simultanear ambas funciones. Es muy dudoso que ese tiempo al frente de sus departamentos haya servido para realzar su figura pública de cara a las elecciones del 28 de mayo. Pero es seguro que no ha contribuido a que desempeñen de la mejor manera sus tareas oficiales ni a evitar un ambiente de provisionalidad tanto en el Gobierno como en sus relaciones con los interlocutores de otras administraciones y de los sectores afectados. Especialmente, ante los retos que suponen el mantenimiento de un sistema de salud público de calidad y la gestión de los fondos europeos.
Esta remodelación de trámite es la segunda del Ejecutivo surgido de los comicios de noviembre de 2019. Las razones de los cambios introducidos por un presidente en su equipo nunca se explicitan del todo en tanto que obedecen a su discrecionalidad. Ya los que Sánchez introdujo en la relación entre partido y Gobierno, al convertir a la titular de Hacienda, María Jesús Montero, en vicesecretaria general del PSOE y a la de Educación, Pilar Alegría, en portavoz de Ferraz, atestiguaron que no acababa de encontrar la fórmula idónea. Ayer incorporó al Gabinete a dos socialistas con perfil político y una escasa proyección pública. No parecen relevos destinados a movilizar el voto, como reclamaban algunos sectores socialistas. La designación del hasta ahora delegado en Galicia y del exportavoz en el Congreso en sustitución de dos mujeres adapta el Consejo de Ministros a la futura ley de paridad -la presencia femenina en él superaba el 60%- y hace presagiar un continuismo en sus áreas durante los meses que restan de legislatura, que no deben darse por amortizados y coincidirán con la presidencia de turno de la UE.
Sánchez ha optado así por un reajuste mínimo para afrontar la doble cita electoral hasta diciembre. Su anunciado propósito de repetir la coalición tras las generales requiere no solo un cierre de mandato que refuerce al PSOE en las urnas, sino también una pujanza de las fuerzas a su izquierda poco compatible con el rifirrafe público entre Yolanda Díaz y Podemos a propósito de la plataforma Sumar.
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