Soberanía alimentaria
Los ganaderos necesitan soluciones estables si queremos avanzar hacia un objetivo que debería ser esencial
Dado el fuerte desfase entre costes de producción e ingresos por venta de leche, los ganaderos han optado por incrementar el sacrificio de reses. En ... el primer semestre del año han aumentado en un 20%. De esa forma los ganaderos obtienen liquidez y reducen gastos, al representar el consumo del pienso el 35% de los ingresos que se obtiene de la leche, pero a medio plazo las explotaciones se descapitalizan. Desde la entrada en la Unión Europea el objetivo estratégico de las explotaciones ganaderas fue ganar tamaño para poder competir en un mercado amplio. Francia u Holanda eran los modelos. Con la reducción del número de vacas por explotación se pierde competitividad. De junio de 2021 a junio de este año, la producción láctea asturiana bajó un 6,3%. A escala nacional, según datos del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, hay 27.000 vacas menos que hace un año. De seguir la tendencia declinante hay un riesgo real de desabastecimiento. Por encima del problema de la escasez, que pudiera tener componentes coyunturales, está el peligro del desmoronamiento del sector lácteo, que lleva mucho tiempo con un goteo constante de cierres de explotaciones.
El problema del coste al alza de los insumos, iniciado hace más de un año, se agravó con la guerra de Ucrania, que afectó a la oferta de cereales a escala mundial. A ello se sumó el incremento de los costes energéticos. Un proceso alcista que contrasta con el precio que le pagan la leche al ganadero, inamovible para muchos de ellos durante veinte años, aunque con un cierto crecimiento en los últimos meses. Llevan muchos años trabajando casi a pérdidas y con la guerra de Ucrania la situación se torna invivible si no se toman medidas.
Las Administraciones reaccionaron aportando ayudas de carácter excepcional. La Comisión Europea aprobó un plan de concesión de ayudas directas de quinientos millones de euros, de los cuales, sesenta y cuatro fueron a España, pudiendo elegir cada gobierno los sectores a subvencionar. Los gobiernos podían participar en el plan cofinanciando las ayudas con un tope del 200%. El Gobierno de España lo hizo, con un aportación de 128 millones, lo que elevó las subvenciones a un total de 193 millones. Sin duda, son muy estimables, pero el ganadero necesita ahora una solución estable que le permita hacer frente a unos costes tan elevados. La medida que suscita consenso es la Ley de la Cadena Alimentaria, redactada fundamentalmente para evitar los abusos de las industrias y las distribuidoras, sectores concentrados en muy pocas manos, frente al mapa atomizado de los miles de productores. El ministro, Luis Planas, asegura que la ley ya se está aplicando, pero los ganaderos no lo perciben porque siguen vendiendo bajo coste. Para la aplicación correcta de la norma faltan elementos fundamentales, como el registro digital de contratos, de carácter obligatorio, donde las industrias suscriban los contratos con los ganaderos o sus asociaciones, antes de la entrega del objeto del contrato. Es fundamental la transparencia para evitar abusos.
La Ley de la Cadena Alimentaria es muy importante para equilibrar las relaciones entre ganaderos e industria, y entre ésta y las grandes distribuidoras, pero las explotaciones ganaderas no sobrevivirán a largo plazo si no hay un cambio de estrategia. Hace falta que las explotaciones aumenten su base territorial para ganar autonomía en los forrajes y reducir el porcentaje de pienso en la alimentación. No se puede estar al albur del precio de los cereales y de la costosa gestión de los purines. Si el ganado pasta también bajará el coste del gasoil. Hay que salvar las explotaciones ganaderas porque son fundamentales para la región, vienen de un largo proceso de modernización, iniciado hace cincuenta años, y los ganaderos asturianos han demostrado que tienen una capacidad de asociarse con éxito que no hay en otros lugares de España. Debemos tener la producción estable de leche y carne, ya que en un mundo superpoblado, la soberanía alimentaria es esencial.
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