Una etapa para la historia de los Lagos, por Chechu Rubiera

La lástima fue que Bernal, el que marcó el rumbo de la etapa, fuera al final el que menos se beneficiara de la misma. No está al 100% físicamente, aunque sí mejor que al principio. Además, iba con el mejor, Roglic, que vuelve a ser el que brilló en el de principio de temporada. Ayer demostró que muy mal se le tienen que dar las cosas para que no gane de nuevo la Vuelta y además de forma autoritaria. Será el justo vencedor. Nadie lo discutirá.

La etapa quedó marcada sobre todo por esa valentía. Hasta ese momento vimos una carrera rápida en la que unos, los mal posicionados, miran a la etapa y otros aguardan un puerto final de puede decidir algo de cara a la general. El pelotón venía muy rápido. El asturiano Pelayo Sánchez arrancó en una de las escapadas iniciales para dejarse ver, algo que también hizo después Dani Navarro en el primer paso por la Collada Llomena. Lo habitual hubiera sido eso, que se hubiera hecho una escapada, que hubiera llegado a pie de puerto con dos o tres minutos y que esa ventaja se hubiera recortado, aunque sin poner en peligro la victoria de etapa. Pero el trabajo del Ineo y la ambición de Bernal lo abortaron, aunque a cambio de un gran espectáculo.

Tengo que destacar a Roglic. Está mejor que Bernal. Al Movistar le echó una mano el Team Bahrein. La escuadra española contaba solo con dos corredores, con opciones al podio, y tendría que haber sacrificado a uno de cara a la general. Ahí se noto la colaboración del Bahrein. Pero hoy puede ser un día en el que el Movistar no cuente con esa suerte y se le complique todo.

Hay muchos corredores que quizás paguen hoy el esfuerzo. Quizás veamos más ciclistas a la defensiva, lo que puede ser propicio para que los valientes cojan una escapada y se mueva la carrera.

Sobre los asturianos, solo buenas palabras. Son como el alfa y la omega. Uno, al principio de su carrera, que se dejó ver a su paso por Asturias, pese a que lo pasó mal la semana pasada por unos problemas de espalda. Y otro, con la carrera casi terminada, que aun así pelea por la victoria porque tiene piernas para pelear.

Hoy podemos esperar que se forme una escapada y que no se muevan mucho los hombre de delante. El Gamoniteiru, del que llevamos mucho tiempo hablando, quizás no tenga la dureza de desnivel de L'Angliru. Pero es una subida de catorce kilómetros de ascenso acumulado. Desde Pola de Lena hasta unos 1.400 de altura. Uno de los más duros que nos podemos encontrar y comparable a cualquier puerto de los llamados clásicos. Espero que se recupere Bernal, un colombiano puro, ligero, habituado a entrenar sobre los 2.000 metros, para que dé emoción. Ya no para desbancar a Roglic. Ese pescado ya está vendido.