La familia de la casa ilegal del Naranco logra aplazar su demolición

Estaba previsto que esta mañana se iniciaran las obras de derribo de la vivienda de madera levantada en el Naranco hace cinco años y que se construyó sin los permisos exigidos en un terreno de especial protección, pero se ha paralizado. La Policía Local y técnicos municipales, además de obreros, se presentaron allí esta mañana para empezar los trabajos. Sin embargo, los propietarios les impidieron la entrada al carecer de orden judicial y solo contar con una orden municipal. Los agentes levantaron acta y se fueron, pero la familia que reside en la vivienda sigue en vilo y pide al Ayuntamiento que espere hasta que el proceso judicial que ha emprendido contra el arquitecto de la edificación finalice.

El propietario de la casa, Alexander Ermakov, asegura sentirse «engañado». Cuando compró el terreno «desconocía» que se encontraba en una zona de especial protección del monte y pensó que los trámites que seguía el arquitecto al que contrató eran los correctos para instalar allí la vivienda de madera. En un primer momento, el dueño de la finca pensaba rehabilitar una construcción antigua pero «había que esperar permisos y necesitábamos un hogar». Fue cuando el técnico, aseguró ayer Ermakov, sugirió la posibilidad de colocar una casa portátil sobre una estructura construida con piedra del mismo terreno. «Estábamos convencidos de que se podía construir», insistió.

Recordó que durante el tiempo en el que la obra se desarrolló, por la parcela del Naranco acudieron técnicos municipales e incluso Policía Local sin que nadie le paralizara la construcción.

«No tengo a dónde ir»

Hace pocas semanas que Beatriz Fernández recibió la notificación del Ayuntamiento informándole del derribo, el próximo 23 de septiembre, de su vivienda de madera. Desde entonces, no duerme. «No tengo dónde ir», se lamenta esta mujer de 30 años, en paro y con tres hijos a su cargo de seis, tres y un año, que vive con su madre, que carece de ingresos, y la pensión de su exmarido de 500 euros. Ha pedido al equipo de gobierno ayuda.

El concejal de Urbanismo, Ignacio Fernández del Páramo, explicó que el Ayuntamiento busca una solución «habitacional» para la familia. También, que la casa se construyó sin los permisos exigidos, desde 2011, trata de que los propietarios rectifiquen, sin conseguirlo. Varias sentencias, recordó, avalan la decisión del Gobierno local. El Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) ordena al Ayuntamiento que demuela la casa y «no podemos incumplirlo ni posponer la demolición», aclaró el edil que se refirió a la existencia, además, de «diversos informes sancionadores» impuestos durante la construcción de la casa.

Fernández asegura, sin embargo, haber conocido la situación en la que está la casa tras acudir al Ayuntamiento a preguntar por los motivos de la notificación de derribo. Entre la documentación con la que cuenta se incluye una denuncia del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil de abril de 2012 que advierte al dueño (exmarido de Fernández) sobre las irregularidades detectadas.

La casa, cerca de Brañes, no es una pequeña construcción sino una vivienda llamativa con un interior casi de diseño. Una barbacoa y una escultura de gran tamaño (una réplica de la Victoria alada de Samotracia) completan junto a un buen número de juegos infantiles la finca. Beatriz no sabe cómo explicar lo que ha descubierto y solicita comprensión por parte de los responsables políticos. El miércoles, asegura ella y su madre, «no vamos a salir de casa, tendrá que sacarnos la policía a la fuerza».