Eduardo Sánchez Rodríguez
Metódico. Profesor del Colegio Meres durante 38 años, músico, enamorado del Museo de Bellas Artes, primer soldado español en dejarse barba durante la 'mili'. Desde que se jubiló juega al golf y ya sólo viaja a Londres y Pamplona para «ejercer de abuelo con los nietos»
Ha dado clase a unos 4.000 alumnos en el colegio de Meres. Es golfista, músico folk, enamorado del Museo de Bellas Artes, primer español en dejarse barba en la mili, hijo, padre, abuelo; estudió Filosofía y Letras durante el tardo franquismo así que sabe de qué va el asunto cuando le hablan de los 'grises'.
De estudiante la mayor parte de los fines de semana los pasaba en Gijón «porque se ligaba más, Oviedo era y es muy pija», es examinador de Bachillerato internacional, metódico y desde que se jubiló en 2016 ha dejado de viajar y «sólo voy a Londres y Pamplona para ejercer de abuelo con mis cuatro nietos».



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Eduardo Sánchez Rodríguez (Oviedo, 1951) ha estado 28 años dando clase en el Colegio de Meres. De niño vivió en la Colonia Astur, «lo que ahora es Arturo Soria». La niñez la pasó entre las chapas con cara de ciclista, el fútbol «con las porterías marcadas por un poste de la luz y alguna otra cosa» y los banzones.
Hijo de José Luis, con un taller de motos, y Maruja. Fue el del medio de sus dos hermanos, Luis Ignacio y César, ya fallecidos. En 1980 se casó con Carmen y de ahí salieron dos hijos «Pelayo que es geógrafo y Guillermo, que estudió Administración y Dirección de Empresas».
Estudió primero en el Loyola hasta que consiguió convencer a su padre y se pasó al Alfonso II porque «estaba en el coro y eso hacía que tuviera que ir a misa todos los días a cantar». En el instituto creó un grupo, 'Amigos del folk', «con César Muñiz y Luis Riera para sacar dinero para un viaje de estudios. Ganamos un dinerillo. El primer concierto lo dimos en las Ursulinas y fue como si nos hubiese tocado la lotería». Estudió Filosofía y Letras de 1971 a 1976. «Fueron años muy movidos, los últimos del franquismo».
Tiene a gala haber sido el primer soldado español, que tuvo barba durante la 'mili' porque en 1977 volviendo de un pequeño permiso «llegué al cuartel me encontré con que el Gobierno había aprobado la barba en el Ejército, así que me quedé con ella».
Tras ese periplo entró en Meres y por sus clases pasaron «unos 4.000 jóvenes según el cálculo de un compañero». Toda una vida dedicada a la docencia hasta 2016 aunque no ha dejado de matar el gusanillo porque lleva desde 1997 siendo examinador del Bachillerato Internacional «que surgió en 1968 por mediación de la ONU y que en Asturias tiene cuatro centros: Meres, San Ignacio, San Fernando de Avilés y el Instituto Jovellanos».
Cuando se jubiló del colegio se puso a jugar al golf y ahí sigue persiguiendo una bolita pero su gran pasión es investigar sobre la historia y pertenecer y estar muy activo dentro de la Asociación de Amigos del Museo de Bellas Artes.
Reconoce que lee por obligación y sobre la mesita de noche tiene la obra 'las vidas de los artistas', de Giogio Vasari, pero es que el Bellas Artes y los proyectos educativos que maneja, algunos de ellos muy premiados, se le pasa el tiempo que no está en Londres o Pamplona. Una vida dedicada a la enseñanza para un hombre tranquilo y metódico, como buen investigador.
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