«La Ascensión es uno de los mercados que merece la pena; es increíble la gente que hay»

Las tormentas de primera hora de la mañana dieron paso a una veraniega jornada que abarrotó por segundo día consecutivo los dos escenarios principales de La Ascensión: el Campo San Francisco y El Antiguo, con el protagonismo de las plazas de Porlier y la Catedral. Las colas se sucedieron desde primera hora en las treinta y dos queserías y treinta y seis puestos de agroalimentación, por lo que las bolsas de tela creadas para la ocasión abundaban por el casco antiguo. Más que satisfechos con el nivel de ventas se mostraron los artesanos, quienes coinciden en que este mercado «es uno de los más importantes» del calendario anual, mientras que los clientes destacan la calidad de los productos puestos a la venta aunque al mismo tiempo echan de menos la presencia de más animales, la feria ganadera en El Asturcón y la entrega de los premios de Paisanos del año.

Citas que el alcalde, Alfredo Canteli, espera recuperar el próximo año. Ayer recorrió de nuevo los principales escenarios saludando tanto a clientes como artesanos.

Por segundo año consecutivo Begoña González, de la empresa sierense Arándanos y Manzanas de Muñó, participa en el homenaje que la ciudad hace al campo. Pasado el ecuador de esta cita hizo balance: «Hay mucha gente y el buen tiempo ayuda mucho». El número de ventas es casi similar a las que registró el año pasado, con un resultado más que satisfactorio: «Estamos contentos porque hay mercados que merecen la pena y La Ascensión es uno de ellos. Es increíble la gente que hay y tengo que destacar la cantidad de turistas».

El atractivo de que Oviedo sea este año la Capital Española de la Gastronomía ha provocado que el goteo de visitantes sea constante y que junto a los ovetenses se animen a comprar los productos típicos: «Hace un mes que sacamos los arándanos deshidratados y los damos paraprobarlos a la gente, que después se anima a comprarlos». No obstante, su producto más demandado es este fruto al natural, pero aún no se ha iniciado la temporada: «Será más o menos dentro de un mes, pero con este tiempo lo normal es que se adelanten».

Entusiasmada con el nivel de ventas también se mostró Susana Martínez, de Quesería Priédamu de Cangas de Onís. Su participación en el mercado se remonta muchos años atrás, teniendo ya clientela fija a la que se suma aquella que se acerca a su puesto de la plaza de la Catedral para conocer su producto: «Esta es la mejor feria del año y nosotros recorremos bastantes a lo largo del año; como La Ascensión no hay nada». Entre los productos que más venden están los trozos de queso Gamonéu, siendo la comercialización de bocadillos la que se queda en un segundo plano.

Hay quien acude a la feria a buscar productos tradicionales como quesos, chorizos y morcillas. Este fue el caso de Maite Álvarez y Juan Carlos Ramos, miembros de la orquesta Fábula, quienes ayer al mediodía portaban tres bolsas llenas de productos y con la promesa de que «compraremos más». «Somos muy queseros y llevamos Cabrales, Gamonéu y Peñamellera. En casa no durarán ni un asalto», garantizó ella, quien desde pequeña es una amante de La Ascensión. «Vívía donde el matadero –ahora es el centro comercial Los Prados– y después también íbamos cuando se celebraba donde la ronda Sur; sin embargo, ahora, se ha perdido una parte grande de su esencia al perderse citas básicas» como la feria ganadera, que le gustaría que volviese cerca de la ciudad y no a El Asturcón.

Otros asiduos fueron Natalia Neyra y Antón Barquero, quienes «solemos comprar quesos» estando en su bolsa fijo una variedad: «Somos muy de Cabrales y vamos probando otras que no conocemos».

La Ascensión no solo es su mercado. También se celebraron diferentes actividades a lo largo de la jornada como la exhibición de cetrería que hubo al mediodía en el paseo del Bombé o los juegos tradicionales en el parque de Invierno. Ya por la tarde, el protagonismo recayó en el animado desfile folclórico que partió de la calle Independencia con las bandas de gaita y grupos de baile.