Un lugar a partir de la fábrica
Con vistas directas al Aramo, los 1.811 vecinos de San Claudio viven a escasos seis kilómetros del centro, libres del trajín de la capital
COVADONGA DEL NERO
Lunes, 12 de septiembre 2022, 01:59
Al oeste de la capital asturiana, tras pasar La Florida y Las Campas, a apenas seis mil metros de distancia del centro de Oviedo, casas bajas, chalets y edificios conviven dentro de los dominios de San Claudio. Una zona conocida, más allá de los límites del municipio ovetense, por albergar la que fue una de las fábricas de loza más importantes del país.
Hace ya 121 años que la fábrica de San Claudio abrió sus puertas y trece de su cese de actividad, que marcó el comienzo de su abandono. Allí, se llegaron a fabricar quince millones de piezas, siendo una gran exportadora de platos, vasos, tazas y un sinfín de artículos. La fábrica vivió años de bonanza a mediados del pasado siglo, en los años 50, cuando reformaron parte de las instalaciones y llevaron a cabo renovaciones en la producción, con hornos nuevos.
El más antiguo: Carnicería-Charcutería Manolo
«Un entorno rural sin estar alejado del centro de Oviedo»
Hace más de cuarenta años, Manuel González y María del Carmen García López dejaron muy jóvenes, con 21 años, Teverga y se trasladaron lo que entonces era una zona «totalmente diferente» a la que se conoce hoy, pero a fin de cuentas, a San Claudio. «Alquilaron un local muy pequeño para empezar a vender carne», y así nació Carnicería Manolo. Durante estos más de cuarenta años, todas las personas de San Claudio han oído hablar de Manolo –ya fallecido– y Carmina. Ahora, es María Cruz Rivero, nuera del matrimonio, una de las que trabaja en la carnicería, ubicada en la entrada de la parroquia, por una de sus calles paralelas.
«Después de varios años, consiguieron trasladar el negocio hasta esta ubicación, una tienda mucho más amplia», explica Rivero, mientras destaca «la calidez de un pueblo, pero estando cerca de la ciudad», una de las grandes ventajas de vivir en San Claudio, para ella. La cercanía es esencial, todos se conocen, llamando por su nombre a la clientela, algo que recuerda a otra época en la que el comercio de cercanía era el único.
«San Claudio es un entorno rural sin estar alejado del centro de Oviedo», define María Cruz Rivero su lugar de residencia y trabajo. «Es una zona ideal para los críos, con piscina, parque infantil, biblioteca...», justifica. «Aquí los niños pequeños salen solos, algo impensable por la ciudad». Sí considera que «deberían cuidarnos un poco más, a la zona en general; está un poco abandonado». Pero cree que «es una fortuna vivir aquí». Además, recuerda aquellos tiempos pasados que «fueron mejores».
«San Claudio tenía muchísima actividad, entre la fábrica de loza, el 'tallerón' y la Tejera», rememora. Por aquel entonces, «podían pasar a diario hasta trescientas personas que trabajaban en alguno de estos negocios, pero todo se fue perdiendo y ahora somos muchísimos menos». Son menos, pero «hacemos San Claudio».
Entonces, llegaron a trabajar 400 empleados, lo que se vio reflejado en el crecimiento de la zona. Hasta allí, llegaba el tren -todavía hoy continúa pasando la línea de Feve que lleva al centro de Oviedo-, a escasos metros de una fábrica que, a día de hoy, solo es maleza y escombros.
San Claudio sufrió la extinción de su gran centro de producción hace trece años, pero sigue adelante. Ahora, residen 1.811 vecinos, según el Registro del Ayuntamiento de Oviedo, y la mayoría se encuentran entre la franja de edad comprendida entre los cuarenta y los sesenta y cuatro años. Muchos de ellos, llevan viviendo allí desde su nacimiento, aunque también han ido llegando nuevas familias por los precios más asequibles y viviendas nuevas.
El último en abrir: Ca' San Roque
«Es una zona tranquila, muy prestosa»
Penélope Cachero era vecina de Las Campas cuando «visitaba bastante San Claudio» para tomarse algo y pasar tiempo con su pareja y amigos en un bar ubicado en la carretera de Vallina, en una vivienda «vistosa y muy bien localizada». Hasta que en 2019 tuvo la oportunidad que siempre había querido: «Los anteriores dejaban el negocio y decidí que iba a lanzarme a la piscina por este bar, que siempre me había gustado mucho». Entonces, decidió emprender en el mundo de la hostelería y abrió Ca' San Roque. «Tuvimos mala suerte con la pandemia, pero luego contamos con una terraza amplia que nos permitió a coger a mucha gente», recuerda de aquel tiempo «duro y difícil».
Después «todo empezó a mejorar». Tanto que esta vecina de LasCampas –a apenas cinco minutos de San Claudio– decidió dar el paso y «mudarme a vivir aquí, donde tengo mi trabajo también». Ahora, como vecina y emprendedora, asegura que «esta zona rural es increíble, es muy tranquila». Resalta también la cercanía con la naturaleza y el «contar con todo lo necesario para vivir sin salir de aquí».
De hecho, enumera: «Tenemos centro de salud, supermercado, comercio local... Yo hace meses que no bajo al centro de Oviedo». Asegura que solo lo hace «si tengo que hacer algún trámite burocrático». Además de esa tranquilidad, cree que «es un lugar muy prestoso para vivir, estamos muy a gusto desde que decidimos ser también vecinos». Porque el negocio «va bien», la gente en San Claudio «hace mucha vida dentro de la parroquia, sale a tomar algo, tiene mucha vida», reitera. Una zona que está «a apenas cinco o seis kilómetros del centro de Oviedo, y cuenta con tren y autobús en caso de que se necesite para bajar hasta allí». «A la gente le presta salir de Oviedo o Gijón y venirse a disfrutar y tomar algo en plena naturaleza, lejos del ruido de los coches y de la ciudad». San Claudio responde.
San Claudio cuenta con iglesia parroquial, Santa María de San Claudio, que fue en el pasado un monasterio, del que solo se conserva el templo actual. Además, sufrió la pérdida de su portada románica. A escasos metros del templo, se encuentra el centro social, con biblioteca incluida, y las instalaciones deportivas. No falta un colegio público para los más pequeños, que llegan a ser 121 censados.
Además, la línea J de autobús acerca a los usuarios al centro de la ciudad; y las comunicaciones son buenas, con salida de vehículos a la autovía que lleva a Grado, así como acceso a la 'Y'. En San Claudio han creado un modo de vida al margen de la fábrica.