Las casas abandonadas de El Rayo «están llenas de okupas»

Los vecinos de La Tenderina llevan más de una década demandado el derribo de la línea de casas abandonadas de la calle Rayo, un foco de okupas y suciedad, según denuncian, que atemoriza a los residentes. Hasta la fecha, no han recibido una solución. Cierto es, explica la presidenta de la asociación vecinal de La Tenderina, Lorena Gómez, que desde «hacer unos meses» perciben un incremento de la seguridad en el barrio, mayor presencia policial, por lo que se muestran «contentos», pero, insiste, «desde hace años, nadie nos hace ningún caso respecto a las casas abandonadas del Rayo», lamenta.

«Llevamos más de diez años pidiendo una solución a este problema, porque se llenan de okupas y de personas drogadas y bebidas», asegura Gómez. Desde el Consistorio «nos comunicaron más de una vez la decisión de derribar las viviendas, pero ya nos hemos dado cuenta que esas promesas no valen nada». Las viviendas continúan en pie. Gómez detalla que «han llegado a tapiarlas en más de una ocasión, pero a los dos días, los okupas consiguen tirar abajo el cierre y volver a entrar».

Una situación que genera «miedo y preocupación», según una vecina de toda la vida, que prefiere guardar su identidad por temor. «La Tenderina se ha ido convirtiendo en un barrio en el que nadie mira para nosotros». Ella misma «evita pasar por allí y los que pasan ante las casas, lo hacen con mucho miedo, porque los que están allí les gritan e increpan». Porque además de okupas, aseguran sus vecinos, «están los amigos de los que viven allí, que van a beber y drogarse, y asustar a la gente».

La suciedad es otro problema más. «Es común ver ratas en la zona, de un tamaño superior al de un gato». «La gente tira allí residuos, de todo tipo, he visto hasta carricoches; y convierten la zona en un nido de ratas».

Una situación que los vecinos advierten una y otra vez esperando una solución, sin éxito. «Hace tiempo que los políticos no miran para La Tenderina, mientras siguen realizando obras y proyectos por toda la ciudad». Como ejemplo de «abandono» en el barrio, aseguran que «apenas tenemos luces de Navidad, los locales cada vez están más vacíos y nadie quiere venir a vivir al barrio». «Esperamos que alguien haga algo pronto», ruega Lorena Gómez.

El plan del Rayo Mercadín, que preveía la construcción de miles de viviendas, no acaba de salir.