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Eduardo Arnáez Moral. MARIO ROJAS
Eduardo Arnáez Moral. Alcalde de barrio de La Manjoya–Llamaoscura

«Ahora lo que queda es que el consultorio se abra con medios y consultas diarias»

«Estando en la zona rural, las demandas son sobre caminos y desbroces; en Llamaoscura algún problema de farolas rotas o alcantarillas»

Lunes, 4 de marzo 2024, 01:00

Farmacéutico unido al barrio de La Manjoya durante años, Eduardo Arnáez Moral (Bilbao, 1958) adquiere ahora el cargo de alcalde de barrio de La Manjoya– ... Llamaoscura con la filosofía de «servir al barrio y a los vecinos».

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–¿Qué supone para usted que le hayan nombrado el alcalde de barrio de La Manjoya?

–Por mi profesión siempre me ha gustado el servicio público. Me gusta estar atento a las necesidades de los demás y creo que es un cargo que cumple tales expectativas. Nuestra misión es estar muy en contacto con los vecinos y transmitir las necesidades que vayan viendo que tiene el barrio.Para mí es un reto; tengo la ilusión de hacerlo bien y también la responsabilidad.

–¿Por qué cree que se lo propusieron a usted?, ¿tiene algún tipo de relación con la asociación vecinal?

–Mi hijo forma parte de la asociación de vecinos. Pero mi mujer y yo llevamos veinte años allí. Así que somos muy conocidos en la zona.

–¿Cree que la figura del alcalde de barrio repercutirá de forma positiva en La Manjoya?

–Creo que es importante. Primero no estás asociado a nada, cosa que en las asociaciones ya tienes que tener un perfil de asociado. Nosotros somos gente independiente, no tenemos ningún compromiso político; no estamos ahí metidos por ser de un partido o de otro, sino porque somos gente muy conocida del barrio, accesible. En mi caso, vivo allí y mi mujer tiene la farmacia, así que cualquier vecino sabe dónde encontrarme en determinado momento, se puede acercar y comentarme lo que ocurra. Aunque yo esto ya lo vivía de antes del cargo, porque mi relación con los vecinos es de mucho afecto.

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–¿Entonces ya actuaba como alcalde de barrio antes de serlo?

–Pues sí, mi mujer y yo somos farmacéuticos –ella en La Manjoya y yo en el hospital– así que somos la persona en la que la gente confía más. Se te acercan, conoces a todo el mundo y sabes lo que necesita el barrio.

–¿Le ha llegado alguna queja?

–Sí, ya nos han llegado y ya he comentado varias de una forma oficial. Hay que repetir que nosotros somos un simple enlace con el Ayuntamiento, no tenemos un poder ejecutivo. Si yo ahora le transmito las necesidades de un vecino, no quiere decir que se vaya a hacer de forma inmediata.

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–¿De qué tipo son las quejas?

–Estando en zona rural hay temas de caminos y desbroces. En Llamaoscura algún problema de farolas rotas o alcantarillas que faltaban. Cosas de ese tipo, pero menores. Nada de grandes obras.

–¿Son problemas de siempre?

–El día a día es muy sencillo. Cosas pequeñas sí, pero que a lo mejor le puede preocupar a alguna persona, como que un camino no sea accesible y cause incomodidad en la vida de los vecinos. La facilidad está en que me lo comentan a mí y yo hablo con el Ayuntamiento. Es una vía muy directa para resolver problemas.

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–Como enlace informativo habrá visto muchas quejas. ¿Ha notado alguna recurrente?

–Hubo una hace poco, estando ya como alcalde de barrio, que llevaba tiempo. Era un pequeño terreno donde echaban escombros y basura, una zona que se había convertido en una especie de estercolero. Se lo comentamos al Ayuntamiento y ya lo retiró.

–¿Diría que es una prueba de que la nueva figura funciona en La Manjoya?

–Yo diría que sí. Lo bueno de estar como alcalde de barrio es que hay un queja pero también hay un seguimiento de la misma. Un vecino me dice algo y yo lo comento, pero tampoco lo dejo en el olvido, sino que voy mirando si se ha resuelto o no, hablo con el vecino e insisto de ser necesario, pregunto cómo avanza. Así que esa es otra de las cosa buenas de este cargo, no es como echar un tema en un buzón administrativo y ahí queda. En mi caso yo me lo tomo así.

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–¿Como una comunicación recíproca?

–Efectivamente. Hay una explicación, primero a mí y luego al vecino. Señalan si depende de Urbanismo, de otra concejalía, del Principado o si es un tema de particulares... Así que el vecino sabe y es consciente de qué administración puede abordar su queja. Siempre hay una respuesta.

–Teniendo en cuenta su profesión como farmacéutico y vecino de La Manjoya, ¿cómo valora la actuación para el consultorio?

–Era una cosa preocupante. El origen fue que la casa estaba un poco deteriorada y, provisionalmente, hubo un acuerdo entre la Consejería de Sanidad y el Ayuntamiento de Oviedo para poner una caseta de obras para seguir prestando servicio. Era, en teoría, una cuestión provisional, pero luego hubo problemas varios, se dilató en el tiempo durante años y ahora, gracias a Dios, la obra va muy avanzada. Sí que es verdad que se luchó mucho por ello; mi hijo, en la asociación vecinal, estuvo muy implicado. Creo que ha sido un logro importante. Para la zona ha sido vital y por eso a la asociación de vecinos hay que darles la enhorabuena por haberlo luchado muchísimo. Ahora lo que queda es que se ponga en marcha, que se le dote de los medios necesarios y que empiece funcionar como debe: con consultas diarias y actividad importante.

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–¿Y cómo están los vecinos respecto al tema?

–Ilusionados y muy contentos. Date cuenta que era un problema importante con gente mayor o con enfermedades crónicas, diabética, hipertensa, necesitados de la revisión y teniendo que ir a casetas de obra. Ahora observan felices la obra terminar.

–¿Qué mensaje lanza como alcalde de barrio de La Manjoya-Llamaoscura?

–Invito a la gente de Oviedo a visitar La Manjoya y pido a todos luchar porque crezca y mejore. A los vecinos les digo que esta Corporación, y he visto varias, es la que veo más motivada para La Manjoya, atenta a sus necesidades.

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