«Es fácil técnicamente que se haga un parque donde había una autopista»
Los responsables de 'Bosque y Valle', la idea ganadora del concurso para Santullano, presentaron su proyecto a los vecinos de Oviedo Clara Eslava y Miguel Ángel Tejada Arquitectos
JUAN CARLOS ABAD
OVIEDO.
Domingo, 24 de diciembre 2017, 01:22
EL COMERCIO habla con Clara Eslava y Miguel Ángel Tejada una vez acaban de presentar ante los vecinos la propuesta ganadora del concurso de ideas para el bulevar de Santullano. Su idea. Con la que pretenden «colonizar» con vida lo que ahora es un brecha urbana. Una losa de hormigón. El Palacio de Congresos, para dos arquitectos que acaban de hacer bandera durante hora y media como principios casi «universales» la sostenibilidad y un urbanismo verde, es un escenario incómodo. Acceden, sin embargo, a la foto y a una entrevista. «Los medios tenéis mucha responsabilidad a la hora de hacer pedagogía», explica Eslava durante una charla en la que defenderá su visión para el bulevar y la actuación futura, no solo en lo inmediato, sino previendo lo que en la ciudad ocurra a décadas vista.
-Tras el concurso de ideas, ¿lo importante comienza ahora con la definición del proyecto?
-Las dos partes son muy importantes. Cuando hay un problema complejo, arrancar con un concurso que defina las ideas rectoras es fundamental a nivel de planteamiento. Lo que viene ahora se entiende como el proyecto en el que se define la obra. Cómo vamos a desarrollar esas ideas para que sean ejecutables. No solo respuestas técnicas, aquí la ejecución implica la gestión económica y social. El espacio urbano tiene esa complejidad.
-Durante la exposición de 'Bosque y Valle' hablaron de la sostenibilidad del transporte como un valor irrenunciable, «universal».
-Sí, pero entendido como una progresiva transformación del modelo y a nivel urbano porque en Asturias la interrelación del territorio y la ciudad lo hacen complejo. Si esto lo lee alguien que vive a ocho kilómetros de Oviedo y tiene que coger el coche todos los días pensará que qué me están contado. En núcleos urbanos consolidados es un hecho irrenunciable pero no solo en este proyecto, sino a nivel mundial. Pero no podemos decir de golpe: desaparece el vehículo privado, tiene que ser progresivo a la vez que se ofrecen alternativas. La propia transformación de la A-66 responde a este problema. Hace 40 años era lo ideal. Se priorizó el valor temporal: coge el coche y ven a la máxima velocidad que se permite. Lo que pasa es que eso genera consecuencias sociales y ambientales.
-¿Van a necesitar emplear mucha pedagogía para explicar los cambios que se avecinan?
-A lo mejor mucha, pero doble pedagogía. Explicando y escuchando y viendo lo que pasa. Es un doble juego de transmitir y escuchar. Por bajar a lo concreto, por ejemplo, el aparcamiento de Los Prados que ha suscitado polémica. El doble uso del suelo, en superficie como zona verde de disfrute, es compatible con un aparcamiento subterráneo. Resolvemos el aparcamiento abriendo un espacio lúdico. Ahora, sobre el modelo de gestión, en concesión, es lo que sucede en todas las ciudades españolas, no hay aparcamientos públicos gratuitos. Brillan por su ausencia. Te dicen que actualmente es gratuito; hombre, es gratuito pero mediante una concesión y produce un beneficio privativo que es la atracción de publico hacia esa zona. La situación de partida no es neutral y se mezclan intereses públicos con privados que es lo natural en el modelo de gestión de las ciudades.
-Sigamos con los aparcamientos, el de La Vega.
-En la fábrica de La Vega, los interrogantes son amplios y necesitamos visión de futuro porque no hacemos un proyecto para la situación actual, sino para que funcione a diez, veinte, cuarenta años. La fábrica de armas va a ser un lugar del que la ciudad se apropie de él, -en el buen sentido- entendemos que habrá una nueva demanda. Donde ahora hay una autopista va a haber un parque con vocación metropolitana. Y eso unido a las carencias de estacionamiento asociados al barrio de La Tenderina. Estos interrogantes justifican la reflexión. Por otro lado, el aparcamiento de Palacio de los Deportes está más en crisis por la propia historia de los últimos veinte años.
-Ahí tienen voces críticas en los vecinos.
-Es lo bueno de las ciudades medias y su dificultad. Por un lado a la gente le importa mucho lo suyo, en Madrid pasan cosas de echarte las manos a la cabeza porque la gente no cuida lo suyo. En una ciudad como Oviedo el sentimiento de apropiación y de cuidado de la ciudad tiene el anverso que es muy difícil visualizar ideas nuevas. Pero es casi irónico explicar esto. Son ideas consolidadas en otras ciudades de la misma escala. El Palacio de los Deportes, por ejemplo, es una maravilla de la arquitectura que está acosada por el entorno. Si prevemos su revalorización y lo recuperamos como un polo de actividad, cada vez que hay un concierto no habrá aparcamiento. Tendremos un nuevo problema. No digo cómo hay que hacerlo, ni de manera unilateral, pero hay que poner el problema encima de la mesa.
-Hablaron del primer aparcamiento disuasorio vinculado al HUCA y sus problemas de aparcamiento.
-Es un hecho similar al Palacio de los Deportes. Cómo una dotación tiene un impacto a su alrededor. Sí, es totalmente vinculable al HUCA si se plantea la línea de autobús por la zona norte y se conectara el estacionamiento con el hospital y con el resto de edificios singulares de todo el bulevar.
-¿Cómo les afecta la revisión del PGO y el nuevo Plan de Movilidad?
-Todas esas operaciones son globales y cada una de ellas tiene unos plazos. Hay un desfase en el tiempo. Lo que se plantean son reuniones para llegar a criterios globales en los que vamos a estar de acuerdo. Algo evidente, si planteamos un carril bici a lo largo del bulevar, le tenemos que dar conectividad a norte y sur para que el Plan de Movilidad lo coordine.
-En las ciudades hay ventanas de oportunidad para cambiar el urbanismo que duran poco tiempo, ¿ocurre eso en Santullano?
-Y al revés, ideas que llevan enterradas durante décadas, en un momento se juntan las condiciones técnicas y económicas y en dos, tres años, se cambia y se hace real lo que en treinta no fue posible. La autovía lleva ahí cuarenta años. Y diré otra cosa, la capacidad de transformación de un proyecto a la realidad es real. Que donde había una autopista se haga un parque es hasta fácil técnicamente. Lo que es muy complicado es que hayan coincidido todos los astros para que eso sea posible y que esté garantizada la inversión de la Unión Europea es importante. Habría que ver eso en positivo y, poner las dificultades encima de la mesa y llegar a consensos más allá de la confrontación del día a día.