Las flores regresan al cementerio

Manuel Ángel Estrada agradecía ayer, desde su puesto de venta de flores del cementerio de El Salvador, la llegada de sus primeros clientes tras casi dos meses de cierre obligado. La entrada en la fase 1 le ha permitido reabrir su negocio. La explanada del camposanto carbayón ofrecía ayer una imagen de «vuelta a la normalidad» con visitantes a «cuenta gotas» pero constantes, sobre todo a partir del mediodía.

Manuel Ángel Estrada los aguardaba como agua de mayo y literal, tras las pérdidas sufridas tras el decreto del estado de alarma, el pasado 14 de marzo. «Es un alivio. Me cogió con toda la flor comprada para el Día del Padre. Entre 15.000 y 20.000 euros en venta perdida fueron directamente a la basura», lamentó. Hasta «cinco contenedores llenos de claveles, rosas, lirios y margaritas». El temor que tiene ahora es que se produzca un nuevo repunte del coronavirus que obligue a extremar las restricciones. «Tengo miedo y apelo a la prudencia de la gente y a la responsabilidad para no volver atrás y que esto no se repita porque sería nuestro cierre definitivo», señaló Estrada.

No es para menos. En tres meses tiene que encargar las flores que destinará a una fecha clave en el sector de las floristerías: la festividad de Todos los Santos. «La compra la realizamos en agosto pero tenemos miedo a que haya un repunte de la enfermedad y nos vuelvan a cerrar», aseguró. En este caso las pérdidas económicas serían «mucho más cuantiosas», apuntó, que las sufridas por el día de San José.

Con todo, al aparcamiento del cementerio iban llegando visitantes. Muchos de ellos era la primera vez que regresaban tras el inicio de la crisis sanitaria.

Con ramo de claveles rojos recién comprados a la entrada del camposanto llegó Alba Palacios a la tumba de su abuela. Ayer era un día especial. «Es su cumpleaños. Hubiera cumplido 91 años, murió una semana antes de que empezara todo esto y desde entonces no pude visitarla», explicó esta joven.

La misma estampa se repitió ante los féretros de los abuelos de Begoña Rodríguez. «Es el primer día que subo a visitarlos y, la verdad, tenía muchas ganas porque esto ha sido algo increíble», aseguró camino a la tumba de sus abuelos, justo detrás de la que ocupa Leopoldo Alas, 'Clarín', autor de La Regenta.

La actividad en el cementerio ha recobrado las visitas de los familiares que se entremezclan con los operarios encargados del mantenimiento. «Nosotros no hemos parado un momento» aseguró Miguel Caso, mientras hacía acopio de material para limpiar y adecentar las zonas de lápidas y nichos. Tampoco cesó la actividad en lo referente a las labores de oficina, «ahora pendientes de cumplir con los protocolos de seguridad», apuntó su coordinador, Luis Cué.